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Hace 11 años, en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, la zona sur era considerada marginal, pobre, incluso peligrosa. Hasta que el lugar en el que se construyó el matadero municipal, uno de los edificios más conocidos del área, se convirtió en un centro cultural llamado mARTadero. Empezó como un proyecto pequeño impulsado por un grupo de jóvenes artistas. Hoy, es uno de los espacios más importantes y sede de varias actividades culturales nacionales e internacionales. Además, cambió el aspecto del barrio, el concepto que había sobre él y, ahora, llama la atención de personas de todas las zonas de la ciudad que circulan tranquilamente por los alrededores de la construcción.

Texto :Milen Saavedra

País: Bolivia

l mARTadero de la ciudad de Cochabamba es más que un centro cultural, pues es un proyecto integral de desarrollo social a través del arte y la cultura. Pasear por cada una de sus salas y patios es encontrarse con distintas expresiones artísticas desde danza hasta artes plásticas, el arte se respira en el aire, es conocer a muchas personas, niños, jóvenes y adultos que buscan mejorar día a día el aspecto del barrio, es inspirarse por la gestión y el desarrollo que se logró con este proyecto. Sin embargo, el inicio de este espacio, ubicado en la zona sur de la ciudad, fue totalmente diferente: era un matadero.

El barrio de Villa Coronilla es reconocido históricamente porque en la colina que existe ahí, se desarrolló la batalla de San Sebastián en 1812, y quedó el recuerdo de las Heroínas de la Coronilla en un monumento. Después, dicen los vecinos, toda la zona fue olvidada por las autoridades.

Hasta que en 1924 el municipio cochabambino empezó a construir un edificio, el del “matadero municipal modelo de Cochabamba” y el barrio vio movimiento nuevamente. La construcción se terminó dos años después y comenzó con su función de dotar de carne a toda la ciudad.

Según la investigación de Fernando García, director del mARTadero, el matadero funcionó durante 67 años. En el edificio se sacrificaban corderos, vacas, cerdos y cabras. En total, más de 6 millones de animales fueron faenados. Para este fin, los trabajadores utilizaban cuchillos, sierras, serruchos, cuerdas, sierras eléctricas, punzones y otros instrumentos de ese tipo.

Por la demanda que había, el matadero se convirtió en una importante fuente de empleo para los vecinos. Además, alrededor del edificio, se instalaron puestos de comida, curtiembres y hasta chicherías.

Don Carlos Ledezma, de 61 años y que vivió desde pequeño en el barrio, recuerda que su tío trabajaba en el matadero: “Iba todos los días, más de 10 horas estaba. Él ayudaba a carnear chanchos y vacas, aunque no le pagaban mucho”, cuenta sentado en una plazuela cercana al mARTadero, a donde acude todas las tardes, gracias al cálido clima cochala.

Además, los trabajadores y los vecinos crearon una “cultura de la carne”, ya que, por ejemplo, tenían un lenguaje especial como mañazo (el que traía el ganado y lo vendía, el que manejaba mucho dinero) y matarife (el que faenaba a los animales). Por otro lado, se difundieron muchas costumbres y creencias.

Doña Noelia Ovando, también vecina del barrio desde su adolescencia, a sus 63 años recuerda: “Cuando alguien estaba débil, lo llevaban al matadero para que tome un vaso de sangre, pero tenía que ser de toro negro. Así, recuperaba su fuerza”. Habló de otras costumbres como tomar el suero que estaba concentrado en el corazón de los toros, llamado “agüita de corazón”, para sanar enfermedades desconocidas; o llevar a los bebés débiles y ponerlos sobre el vientre de una vaca recién sacrificada por no más de 10 minutos y así se recuperarían. “Y tantas cosas más que se decían, hasta que había un duende, ya no me acuerdo. A veces gente extraña se acercaba al lugar, brujos y muchos jóvenes vestidos de negro”, añade, mientras observa desde su ventana una de las paredes del mARTadero.

Además, durante la década de los 80, en la época de las dictaduras, el edificio fue utilizado como un lugar de torturas, “personas fueron torturadas en varias de las salas, parecía que la vida humana valía menos que la de los animales” cuenta don Carlos, pero no recuerda o no quiere contar más.

Sin embargo, poco a poco, la zona empezó a tener mal aspecto, mal olor, las aguas servidas del matadero contaminaban el barrio y la apariencia de peligro terminaron por movilizar a los vecinos y pidieron que se cierre el edificio.

Finalmente, en 1992 el matadero se cerró, entonces los vecinos pidieron que el lugar se convierta en un centro deportivo y cultural, un espacio donde pudieran ir los niños y jóvenes. Al no ser tomados en cuenta, fueron los propios vecinos quienes reunieron pupitres, pizarras y tizas y el espacio se volvió una escuelita, con un espacio también para hacer deportes. “Pero no mejoró, porque el municipio no apoyó esa idea y lo convirtió en un depósito”, agrega doña Noelia.

Nace una idea

En 2004, el edificio fue la sede del II Concurso Nacional Bienal de Arte Contemporáneo – II Conart 2004. A partir de este evento, volvió la idea de 12 años antes, de recuperar el espacio para los vecinos.

Así, un grupo de artistas, liderados por Angélica Heckl y Fernando García, reunidos en el grupo que denominaron N.A.D.A. (Nodo Asociativo para el Desarrollo de las Artes), presentaron un proyecto al municipio para obtener el espacio en comodato.

“En julio de 2004, el espacio estaba en un estado deplorable. El abandono, la degradación y la suciedad eran notorios. Sin embargo, las potencialidades del predio saltaban a la vista, incluida su ubicación ligeramente alejada. Un lugar prácticamente abandonado y supuestamente periférico, perfecto para ser resignificado”, cuenta Fernando García, el director del espacio.

Después de muchas reuniones y documentos; en marzo de 2005, la Ordenanza Municipal 3375/2005 concedió, por unanimidad, la “cesión de uso de suelo e inmueble por 30 años” a N.A.D.A.

Y ese fue el inicio, aunque nada fácil, pues durante muchos años ninguno de los empleados cobraba y lo que lograban ganar lo destinaban inmediatamente para dar forma al edificio y al proyecto. Poco a poco empezaron generando actividades e incluyendo a los vecinos del barrio en ellas, por eso, su primer lema fue “vivero de las artes”. Hoy se ha convertido en un espacio autogestionado de referencia para la gestión cultural y comunitaria en Latinoamérica.

Semanalmente nos reunimos un grupo de vecinos para hablar sobre el barrio y cómo mejorarlo, para eso los chicos del mARTadero invitan a arquitectos y urbanistas. Tenemos un espacio para hablar de los temas que nos importan, no solo es un centro cultural”, afirma Noelia Rojas, hija de doña Noelia.

Noelia es profesora de una escuela fiscal en otra zona y recuerda que le interesó mucho cuando el espacio ofreció talleres para niños. “Mis hijos fueron a los talleres de libre expresión y de educación medioambiental. Cuando los llevaba y recogía veía cómo se esforzaban esos chicos y a mis hijos aprendiendo, entonces me di cuenta de que era una buena idea y les dije a las otras madres”, agrega.

Para los adolescentes, también hay espacios. “A mí me gusta mucho la música y por eso entré a los talleres Formarte, sé que hay muchas oportunidades aquí, me contaron que los que hicieron poesía se fueron a La Paz a estudiar en la universidad y los que estaban en audiovisuales hasta fueron invitados a Europa”, agrega Alex Campos, uno de los entusiastas estudiantes y voluntarios del espacio.

Así, se creó un lazo con el barrio, pues se unieron en proyectos como la arborización de las calles y otros que impulsa la junta vecinal. Se realizan más de 200 actividades mensuales, entre ellas; producción de audiovisuales, conciertos, talleres, residencias de intercambio de artistas y las reuniones de organizaciones sociales de la zona.

Además, el mARTadero, gestionado por la Fundación Imagen, es parte de la red boliviana Telares , una red que une espacios y actores culturales a nivel nacional; y a nivel latinoamericano se unió a Juntxs , una alianza latinoamericana de organizaciones y redes que desarrolla y colabora con iniciativas de comunicación, circulación, sustentabilidad, incidencia y formación que apuestan por una cultura viva, libre, abierta y en red.

Entre sus otros logros, están su elección como una de las 18 prácticas exitosas en la “incorporación de la dimensión cultural como componente indispensable para el desarrollo y bienestar de las comunidades en la región”, por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA). Asimismo, en 2007, MTV Latinoamérica le otorgó el premio Agente de Cambio-MTV.

Algunos datos…

● Villa Coronilla está ubicado al sudoeste de la capital del valle, es un barrio que tiene un pasado histórico de valentía, ya que en su colina se libró la batalla de San Sebastián, en 1812, una de las luchas por la independencia de Bolivia. Actualmente, en el lugar hay un monumento dedicado a las Heroínas de la Coronilla, las valientes mujeres que se alzaron contra los españoles.

● El conjunto arquitectónico exmatadero tiene 3.000 mts2, fue construido en 1924, es de carácter patrimonial y está pendiente una declaratoria como exponente privilegiado y auténtico del anhelo de progreso propio de la arquitectura industrial de inicios del siglo XX. El espacio fue cedido por 30 años a N.A.D.A. (Nodo Asociativo para el Desarrollo de las Artes) para el desarrollo autogestionado del proyecto.

● En 11 años de funcionamiento, el mARTadero ha realizado casi 1600 actividades diferentes y recibió a más de 400.000 visitantes.

● El proyecto tiene siete programas de desarrollo social: el taller de creatividad infantil, Formarte, acción urbana (plaza y paseo de las artes), Vivo y verde, residencias artísticas Prana, políticas culturales y redes y el vivero de emprendimientos artístico-creativos.

● Página web: http://www.martadero.org/







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Versión Principiantes – A2


El mARTadero, de matadero a vivero de las artes.

En la zona sur de la ciudad de Cochabamba, Bolivia, se construyó hace más de 60 años un edificio que le dio trabajo a miles de personas: el matadero municipal de la ciudad. Con el paso de los años, el matadero fue desmejorando y causando mucha contaminación, así que la municipalidad decidió cerrarlo.

Este edificio lleno de salas y patios pasó a ser un sitio abandonado y peligroso para los vecinos del área. A pesar de que la gente pedía a las autoridades locales que se hiciera una escuela o un centro deportivo, no lograron mucho. Hasta que en 2005 el municipio le otorgó a N.A.D.A. (Nodo Asociativo para el Desarrollo de las Artes), el derecho a usar el lugar por 30 años.

NADA denominó al exmatadero como El mARTadero. Después de mucho trabajo, sacrificio y tiempo, hoy en día, en El mARTadero se dictan talleres de medioambiente, poesía, teatro, música y otras actividades. Muchos de sus participantes tuvieron la oportunidad de estudiar en la universidad y otros tantos viajaron en giras a Europa.




Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

El mARTadero, de matadero a “vivero de las artes”

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Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A2 ‘ Adjetivos .

B2 ‘Frases Idiomáticas . .

Vocabulario

mARTadero de las artes

Vocabulario Resumen .

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