Nivel

Lee el resumen
en nivel básico
Escucha y lee
Download


Cada año, en Zamarramala, un pequeño barrio de la ciudad española de Segovia, las mujeres casadas y viudas tienen el privilegio de gobernar durante un día. Es cuando celebran la festividad de Santa Águeda, una fiesta tan popular que en España ha sido declarada Bien de Interés Turístico Nacional. El evento incluye una procesión religiosa, bailes, degustaciones culinarias y premios a los hombres que se hayan distinguido por la defensa de las féminas.

Texto: Elena Ayuso
Fotos: Ángel Luis Arribas

uenta la leyenda que en el siglo XI, un grupo de mujeres se dirigió al “Alcázar”, un hermoso castillo de la ciudad de Segovia, para poner fin a la ocupación de los árabes. Bellamente vestidas comenzaron a bailar. Los soldados abandonaron sus puestos y se unieron a ellas, momento que fue aprovechado por los hombres segovianos para poner fin al asedio extranjero.

Cuando los enemigos se dieron cuenta del engaño, apresaron a la cabecilla de las mujeres y le cortaron los pechos, imitando así el martirio que sufrió Santa Águeda. Desde entonces, todos los años, el domingo posterior al 5 de febrero se conmemoran estos hechos en una vistosa fiesta en honor a esta santa. Este evento, que recibe una multitud de visitantes, ha sido declarado Bien de Interés Turístico Nacional y cuenta con una peculiaridad: solo mandan las mujeres.

Todo tiene lugar en Zamarramala, barrio situado en un alto. Hace honor a su nombre de origen árabe que significa “mirador de Alá”, pues desde allí se contemplan unas espectaculares vistas de Segovia. En esta ceremonia cada año dos mujeres son nombradas alcaldesas: son las protagonistas de esta fiesta, sin que falte la colaboración del resto de las mujeres de la localidad.

Cruz Velasco fue alcaldesa hace más de 20 años. Emocionada, nos cuenta los cambios que la propia celebración experimenta al compás de la sociedad. “Hubo un tiempo en el que las mujeres no tenían muchas libertades. Poder tener su propia fiesta, organizarla y mandar durante un día era algo muy importante. Pero ahora para nosotras afortunadamente ya no es así”.

Y es que recién terminada la fiesta ya comienzan a preparar la del año siguiente. “Las mujeres se encargan de organizar todos los eventos que tienen lugar y para ello necesitan la ayuda de sus familiares, ya que se ocupan de absolutamente todo”, señala Cruz.

De madre a hija

En las fiestas de Santa Águeda solo participan activamente mujeres casadas y viudas, aunque también hay un pequeño lugar para los maridos: son los encargados de anunciar el inicio de las fiestas, tocando las campanas y tirando cohetes. Representan a los españoles que liberaron el castillo mientras sus mujeres bailaban ante las tropas árabes.

Valentín Pérez acompaña cada año a su mujer. “Es una tradición. Rememoramos nuestra historia, nos encontramos todos los vecinos y vemos que mucha gente de fuera viene a participar. Eso gusta”, declara. Y añade: “Además, eso de que no mandan…¡En mi casa es mi mujer la que gobierna todo el año!”, bromea.

Las dos alcaldesas electas reciben el bastón de mando de manos del alcalde de la ciudad. Invitan personalmente a otras autoridades y a los medios de comunicación. También recorren las casas de Zamarramala, buscando a viudas y casadas. Nadie puede perderse estas fiestas. Ni siquiera las niñas, que han de prepararse para un futuro no muy lejano, cuando sean ellas las protagonistas durante un día.

No hay que olvidar que estamos ante una tradición familiar, como Cruz Velasco nos explica: “Yo fui alcaldesa en 1994, pero en 1971 ya lo había sido mi madre. Mi hija, que ahora tiene 18 años, espera serlo una vez casada”.

El arte de vestir

El domingo es el gran día. Las mujeres celebran su fiesta bellamente ataviadas con el traje tradicional. Las familias se esmeran en lucir sus piezas, heredadas de sus antepasadas. “Es muy normal tomar prestados de unas y otras los diferentes elementos que lo componen”, nos explica Cruz.

Es un traje especial. Data del siglo XVI: pesa más de 12 kilos y está compuesto por elaboradas y vistosas piezas, joyas y adornos. La idea es transmitir poder, autoridad, religiosidad, maternidad, belleza, riqueza y antigüedad, reflejando su alto nivel económico.

Las alcaldesas madrugan para vestirse, para lo cual necesitan la ayuda de otras mujeres. “Vestir a una alcaldesa es todo un arte, algo muy complicado y que requiere de dos a tres horas”, nos explica Beatriz Fernández, otra veterana de estas fiestas. “A pesar de lo que pesa el vestido, si está bien puesto, llevarlo es muy fácil”, añade.

A lo largo del día se suceden las celebraciones. Rodeadas de paisanos, curiosos y periodistas, las mujeres bailan, recorren toda Zamarramala con la imagen de Santa Águeda en procesión; se celebra una misa y hasta se entregan premios. Los premiados suelen ser personajes públicos y famosos que se han distinguido por su apoyo a las mujeres y también a la ciudad.

La fama de los galardonados garantiza la publicidad de las fiestas en los medios de comunicación, proyectando una imagen muy positiva sobre la localidad, que ve cómo sus calles se llenan de turistas cada año.

Más allá de las fronteras

A la festividad acuden fieles como Encarna Albuerne, quien viene desde Madrid todos los años. “Cada vez descubro algo nuevo. Al principio te fijas solo en el carácter festivo, pero luego vas descubriendo la historia que hay detrás. Me parece todo un logro que estas mujeres hayan mantenido esta fiesta durante tanto tiempo”.

Pero también se cuenta con personalidades de diferentes sectores de la vida pública, como las integrantes de la Asociación de Mujeres Diplomáticas, que ponen la pincelada internacional.

Margaret Cygan, una norteamericana de Chicago afincada con su familia en Zamarramala desde hace años, tuvo el honor de ser alcaldesa en 2009. “Al principio observas la fiesta como espectadora y como tal no tienes acceso a muchos actos que son privados. Lo ves como algo bonito y sencillo. Pero cuando conoces los entresijos, toda la organización y el simbolismo de los que está dotada, comprendes que es un evento mucho más complejo y que te enriquece muchísimo.”

Como fin de la fiesta se quema un pelele, un muñeco de paja símbolo del rechazo a las injusticias cometidas contra las mujeres. A continuación degustan todos juntos la comida típica: chorizo, pan y vino. Se reponen fuerzas para poder prolongar la fiesta hasta el anochecer.

Es entonces cuando el magno evento llega a su fin. Una fiesta donde mujeres de diferentes procedencias comparten bailes y emociones, tradición y modernidad, algarabía y reivindicación. Ya solo quedará el recuerdo, pero ¡qué recuerdo!

Beatriz nos confiesa que para ella “ser alcaldesa fue el día más importante de mi vida, más que el de mi boda”. Por su parte, Teresa Gómez añade que “es una vivencia totalmente personal”.

Cada una lo vive de una forma particular. Sin embargo, es cierto que, a pesar de que todas te dicen lo bonito que es, hasta que no lo vives tú no te das cuenta de su verdadera dimensión. Por eso mismo, aunque pueda repetirse, yo prefiero no hacerlo. Debe quedarse como algo único, que no puede vivirse dos veces

En un barrio de Segovia

Segovia, ciudad castellana, situada a 90 km de Madrid. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco hace 30 años. El lugar posee una riqueza monumental: ha sido sede de distintas civilizaciones, desde la romana a la judía, que han dejado su huella en la urbe. Cuenta con un acueducto romano, un barrio judío, una sinagoga y un sinfín de iglesias románicas, además del Alcázar, una fortaleza de singular belleza. Las calles de esta ciudad de 55.000 habitantes, salpicadas de arboledas, plazas, patios, murallas, conventos, museos y calles empedradas, se convierten en el escenario de numerosas manifestaciones culturales como conciertos de música, festival de títeres, encuentros literarios, museos, mercados y algunos eventos deportivos. Además, cuenta con dos campus universitarios que acogen a estudiantes de todas las nacionalidades. Además, está rodeada del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, con montañas y parajes naturales excepcionales. Si a ello le añadimos una gastronomía de renombre, basada en el cochinillo como plato fuerte, y alta riqueza folklórica, podemos decir que estamos ante un destino turístico de primera que se apoya en una red hotelera urbana y rural de reconocida calidad.







feedback
name@beispiel.com

Fiesta de Santa Águeda: cuando gobiernan las mujeres – A2


.

La festividad de Santa Águeda es un día muy importante para las mujeres de la ciudad de Segovia. Para esta tradicional evento se eligen a dos mujeres (casadas o viudas) que serán las alcaldesas de la ciudad por un día.

La fiesta posee un alto simbolismo ya que hasta hace no pocos años, las mujeres gozaban de muy pocas libertades y privilegios.

La cabecilla de las mujeres fue capturada por los soldados y le cortaron los pechos, como a Santa Águeda. Así es como nace la celebración y la idea de que las mujeres sean las protagonistas de todo durante un día.

La fiesta se celebra en Zamarramala, barrio que hace honor a su nombre de origen árabe mirador de Alá”), ya que desde ahí se puede ver toda la ciudad. Durante el día hay una procesión religiosa, degustaciones gastronómicas, mucho color y emoción.



Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

Fiesta de Santa Águeda: cuando gobiernan las mujeres

Quiz

 

Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A2 ‘ Adverbios de tiempo.

C1 ‘Haber de . .

Vocabulario

Mujeres Gobernantes.

Vocabulario Resumen .

¿Quieres conocer más sobre España?

Descubre sus imágenes, sonidos y sabores:

¡Viaja y aprende!