Con una combinación entre fibras naturales y la habilidad del artesano, se crea un delicado tejido, el sombreropintao”. Este hermoso elemento es un símbolo de la cultura panameña y constituye uno de los accesorios folklóricos más antiguos en la historia de la república. Te invitamos a conocer cómo se hace y que valor cultural posee tanto para hombres, mujeres y niños de este país. Nuestra periodista te mostrará los diferentes usos y significados que tiene este tradicional sombrero hecho de manera exclusiva en esta cálida nación centroamericana.
Por Mireya Monroy Rosas

n las hermosas tierras centrales del Istmo de Panamá, en la Provincia de Coclé, hay un distrito llamado La Pintada que conserva una tradición cultural representativa del rico folklore panameño: el sombrero pintado.

Este particular elemento, ha sido reconocido internacionalmente por su belleza y calidad; pero su nombre no obedece al pueblo donde mayormente es confeccionado, sino más bien a la combinación de pintas blancas y negras. Este accesorio posee varias versiones que se han conservado por años y que forman parte de la vestimenta del hombre de campo: hay sombreros para las labores cotidianas de la tierra, otros para las horas de descanso y recreación, otros para ocasiones religiosas. Todos hermosos, confeccionados por artesanos hábiles, que aportan su trabajo de dedicación, amor y sentimiento de pertenencia a un lugar.

Reinaldo Quirós, experto tejedor y conocedor de la historia del sombrero, tiene más de 35 años trabajando como artesano. En su residencia ubicada en La Pintada, tiene su propia tienda de artesanías. Allí recibe muchos visitantes, quienes además de admirar hermosas piezas, pueden conocer el procedimiento de confección y datos interesantes del preciado sombrero pintado.

Para este artesano, quien ha investigado bastante sobre este accesorio, este sombrero es como un “libro en blanco, en que cada generación ha ido escribiendo”, asegura. “Se han introducido nuevas técnicas y materiales pero siempre ha conservado el patrón original”.

Los diferentes tipos

El más ordinario es el de siete vueltas, que puede ser confeccionado en cinco días. El de 22 vueltas, de calidad máxima, demora entre un mes y un mes y medio, de acuerdo a la habilidad del artesano. Su valor varía entre 20 y 450 dólares, dependiendo de su calidad.

En los últimos años, ha habido mayor demanda por el sombrero pintado, pero es menor su producción pues los artesanos se han ido a trabajar en cosas más rentables. Su uso va más allá de lo cotidiano o para los que practican el baile típico nacional: hoy ha llegado a ser muy buscado por los extranjeros, sobre todo los europeos.

Hay sombreros de trabajo, y hay más fino para ocasiones especiales, por lo que quienes lo usan tienen más de dos en su hogar. Así también hay otros que difieren en el modelo, como el “sombrero riata” o “punto cuatro”, y que antes eran usados para los eventos religiosos.

El “riata” lo emplean las mujeres con vestidos de duelo. Le dicen el sombrero de las viudas. A su vez, el blanco o “estilo ocueño”, lo utilizan hombres y mujeres. También se hizo famoso en la época del militarismo con líneas a los lados que significaban el rango del militar.

El “sombrero mosquito”, con muchas pintas oscuras, es propio del trabajador de campo, mientras que el “tejido marsella”, es herencia de la presencia francesa en Panamá. El sombrero blanco con vueltas negras, o “tumba hombre” era usado para fiestas y los ebrios se acostaban en el suelo con el sombrero tapándole la cara.

También se encuentran sombreros con diseños más modernos, pero siguiendo la línea del tradicional. Algunos tejidos parecidos a la mola son muy apreciados por los turistas de Finlandia.

“Cómo es usado el sombrero, también guarda su significado”, indica Quirós. Según hacia dónde tenga girada el ala, puede significar una persona sencilla, amigable. Otra forma indica si la persona es más intelectual. Si el ala está hacia arriba es una persona trabajadora, si está de medio lado es un “Don Juan”.

Una tradición

El sombrero pintado dejó de ser un patrimonio del campesino para entrar en diferentes niveles de la sociedad panameña. Ha sido punto de unión entre gobernantes, diplomáticos, profesionales y la población rural, así como prenda del traje del hombre en el baile típico panameño. Todos lo usan con orgullo derivado de la tradición auténtica de Panamá.

Actualmente los jóvenes y niños que participan de los bailes folklóricos siguen llevándolo como pieza fundamental del vestido masculino. También continúa usándose por los jóvenes que trabajan en las zonas agrícolas del interior de la república.

El profesor Edgardo De León Madariaga, experto folklorista panameño y autor de varios libros, considera que el sombrero “pintao”, portado por el hombre al bailar las danzas folklóricas, “es un símbolo esencial del folklore panameño”.

La confección del sombrero, manifiesta el profesor De León, es hecha con sentimiento, con devoción y orgullo, y “allí está presente el sentimiento patriótico, tan importante en la expresión de la nacionalidad”, sostiene.

Félix Sánchez, joven profesional que pertenece a un conjunto de baile típico, señala que al usar su sombrero pintado, “no importa si estoy bailando o no, me identifico y expreso mi orgullo de ser panameño, como una muestra de que nuestro folklore es lo máximo”.

* Su elaboración requiere de gran cuidado y dedicación. Primero se deben seleccionar las fibras, que pueden ser de hojas de bellota o toquillo, palma de chonta o junco y de pita.

* De la bellota, se utiliza el cogollo o parte más nueva de la planta. Con un instrumento o compás, se separa la parte de afuera y se elimina el hueso. Lo que queda es lo más suave; se cocina y luego se pone en agua fría por 24 horas. Se debe secar al sol y al sereno por tres días y tres noches. Así queda más redonda y se puede tejer.

* Cuando ya están las fibras listas, se tejen las crinejas que son trenzas de 15 fibras. Al ir tejiendo, se humedecen las fibras con agua para que vayan quedando uniformes.

* Quirós explica que el sombrero pintado tiene un patrón específico, el cual se debe seguir. “La calidad depende de la cantidad de vueltas. Mientras más vueltas tengas más fino es, porque la fibra es más delgada y más seleccionada”.


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