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En Cuba todos los niños quieren ser grandes jugadores de pelota. En cada calle, terreno de juego o en una simple esquina, decenas de personas juegan béisbol o debaten apasionadamente sobre algún partido. Los últimos años no han sido los más felices para este deporte en la isla; los mejores hombres han abandonado el país para jugar sobre todo en las grandes ligas norteamericanas. No obstante, la fiebre de la gran fanaticada no ha disminuido en medida alguna. La pelota sigue siendo parte indisoluble de la identidad nacional pese a los malos vientos que la soplan.

Texto: Sabdiel Batista Díaz
País: Cuba

ohan Melián creció en un barrio de Cienfuegos, en el centro de Cuba, donde hay un gran estadio de béisbol. Él comenzó muy joven a jugar pelota. En esa época soñaba con parecerse a Lourdes Gourriel u Omar Linares, dos de los peloteros amateur cubanos de mejores resultados en la historia de este deporte.

Y resulta curioso ver que como Yohan, todos los niños del barrio estudiaban en la Escuela Primaria durante las mañanas y en las tardes practicaban esta disciplina. Con el correr del tiempo, los de mejor desempeño fueron escogidos para estudiar en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) “Martín Dihigo”.

De allí pasaron los mejores a la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), un centro de donde se gradúan deportistas de alto rendimiento y especialistas en la práctica y enseñanza de los diferentes deportes.

Yohan finalmente se licenció en Cultura Física y devino en entrenador de equipos juveniles y Máster en Ciencias del Deporte. Adiestró equipos infantiles y juveniles en Cuba y en Venezuela. De regreso a la “Isla” hizo lo que nadie esperaba: se alejó de la práctica del deporte para buscar un trabajo con mejores condiciones. Hoy trabaja como camarógrafo en un canal de televisión, donde cobra un mejor salario que como entrenador de béisbol.

Otros peloteros han actuado de modo similar, con la diferencia de que han abandonado el país para jugar en ligas profesionales de béisbol. El objetivo, sin embargo, es el mismo: percibir mejores salarios que en la Serie Nacional Cubana.

Esta última tiene carácter amateur, según han planteado siempre los dirigentes del Instituto Nacional de Educación Física y Recreación (INDER). Sin embargo, los deportistas que participan en ella cobran un salario por jugar béisbol, lo que de hecho la convierte en una competencia profesional.

Más allá del stadium

Pero el béisbol no solo es inherente a los atletas. En la vida cotidiana, los nativos de este país aplican muchas de las reglas del deporte nacional, porque a fin de cuentas, cada juego, como la vida misma, no se acaba hasta el último “out”.

La vinculación de los cubanos con la pelota es tan estrecha, que muchas frases del argot deportivo están presentes en las formas de comunicación de los pobladores de esta isla del Caribe.

Como manifestó a este reportero el filólogo y máster en Historia y Formación de la Identidad Nacional, Duanis Hernández, investigador de temas lingüísticos en el deporte, “la pelota está presente en muchas facetas de la vida del cubano, forma parte de nuestra identidad nacional, casi tanto como los símbolos patrios”.

Incluso muchos jugadores de béisbol, agrega, se han ganado el apelativo de héroes por sus actuaciones en dramáticos partidos frente a Estados Unidos. Entre ellos Lourdes Gourriel (“El Héroe de Parma”), El Curro Pérez (“El Héroe de Quisqueya”) y José Antonio Huelga (“El Héroe de Cartagena”).

Desde el punto de vista lingüístico es muy rico ese paralelismo que se establece con la pelota, porque muchas frases populares provienen del argot beisbolero”, afirma Hernández. Por ejemplo: “Me dieron cuatro malas”, que significa me engañaron o pasaron de mí; “estoy en tres y dos”, frase idiomática que indica no saber qué hacer ante dos opciones; o “te cogieron fuera de base”, jocosa manera para decir “te sorprendieron infraganti”; y “la botaste de jonrón”, una expresión sinónima de “cometiste una gran acción”.

Estas últimas construcciones, aclara Hernández, “forman parte de la fraseología común usada por cualquier persona, incluso por quienes no conocen las reglas del béisbol. Constituyen una arista de la identidad del cubano”. En lenguaje “beisbolero”, por ejemplo, lo que hizo Yohan fue “un retiro adelantado” en el mejor momento del partido, antes de caer en la tanda de bateo mala, o sea, antes de que empeoraran las cosas.

Y es que la vida de los cubanos es como un juego de pelota, donde hay altos y bajos, bateadores designados y tocadores de bolas.

Al interior del cuadro

Últimamente los resultados internacionales de los equipos cubanos de béisbol no han sido los mejores, y ello se refleja en una cierta apatía que viven los aficionados y hasta algunos reconocidos atletas.

Un destacado pelotero cubano (que prefirió no dar su nombre) es uno de los que sufre por los resultados logrados por la selección isleña y teme por el futuro del sistema deportivo cubano. Por eso a la hora de hablar con la prensa sobre estos temas, prefirió hacerlo off the record, a pesar de ser un pelotero muy respetado por sus títulos olímpicos, panamericanos y centroamericanos.

“La pelota sigue siendo el deporte nacional, pero ha disminuido su ranking por la falta de recursos, falta de interés estatal y malos resultados internacionales”, explica. “Además existen problemas de contratación y organización en el desarrollo de este deporte: no se potencia la práctica entre los más jóvenes y hasta el INDER ha tratado de darle una mayor importancia al fútbol como deporte masivo”.

Y no se queda ahí: “Fíjate cómo están los problemas para la práctica de este deporte, que para los entrenamientos del equipo de mi hijo tengo que donar bates, pelotas y guantes. El INDER no aporta suficientes materiales para las prácticas. Pero bueno, eso no impide que en cada esquina veas a unos cuantos muchachos jugando a la pelota”, agrega.

Adiós peloteros…

Pero lo que no dice este deportista -que es un secreto a voces- es que los peloteros cubanos quieren mejorar en la práctica del béisbol, no para representar los colores de Cuba en eventos mundiales, sino para hacerse visibles ante cazatalentos internacionales y lograr un contrato en alguna liga profesional, como la norteamericana.

Es así como los jugadores cubanos han logrado jugosos contratos; y tres buenos ejemplos así lo ratifican: Aroldis Chapman, pitcher cubano que juega en los “Cincinnati Reds” cobró en 2015 un salario de US$ 8 050 000; Yoennis Céspedes, de los “Detroit Tigers”, recibió en igual etapa US$ 10 500 000; y Alexei Ramírez, de los “Chicago White Sox” también cobró $10 000 000.

Sin embargo, más allá de estos contratiempos, abundan en las calles las llamadas peñas deportivas -reuniones donde los fanáticos debaten los resultados de algún partido o sobre la calidad del pelotero-, los estadios se llenan en los partidos decisivos de la serie nacional, y se sufre la partida de los grandes hombres de nuestro béisbol, que cada vez ocurre con más frecuencia.

Y pasa simplemente porque para los cubanos la vida es muy parecida a un juego de pelota, donde a veces los mejores se cambian de equipo a la hora menos pensada, y las sorpresas pueden ocurrir. Pues, a fin de cuentas, como reza otra popular frase tomada del béisbol, ¡la pelota es redonda, y viene en caja cuadrada!

Deporte nacional de Cuba

Según el libro “Béisbol”, del destacado pelotero cubano Juan Ealo de la Herrán (1912-1997), desde que se inició por los años 1865-1866 la práctica de este deporte, cada año se ha visto matizado por una mayor participación. En 1874 se organizaron e integraron los dos primeros equipos. Y en 1878 se formó el primer Campeonato de Béisbol con Emilio Saborit como organizador y director del entonces equipo “Habana”. En La Habana se efectuó en 1905 el primer Campeonato de Béisbol Amateur y en 1914 se fundó la Liga Nacional de Béisbol Amateur del país que se desarrolló hasta 1959. Con el Triunfo de la Revolución en 1959 se produjo un cambio en los estatutos profesionales de la pelota, instituyéndose oficialmente el juego de béisbol amateur que dura hasta nuestros días, impulsado por la Serie Nacional de Béisbol que comenzó en 1962 y todavía se considera una de las competencias amateur más fuertes del mundo. El Equipo Cuba A de béisbol ha ganado Campeonatos del Mundo, Olímpicos, Centroamericanos, Panamericanos y del Caribe en varias ocasiones.







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La pelota es redonda, ¡y viene en caja cuadrada! – A2




El béisbol es el deporte más importante en Cuba. Los niños sueñan con ser grandes jugadores en la liga nacional o incluso en ligas internacionales.

Hoy en día la “pelota” (como le llaman en la isla) ya no tiene la importancia que tenía, debido a la falta de recursos y de salarios adecuados para jugadores y entrenadores. Por eso, muchos decidieron empezar otros oficios mejor pagados.

Este deporte tiene una gran influencia en la vida cotidiana de los isleños, y ello se ve reflejado en muchas expresiones cotidianas: “Me dieron cuatro malas”, significa me engañaron; “estoy en tres y dos”, frase que indica no saber qué hacer ante dos opciones; o “te cogieron fuera de base”, jocosa manera de decir “te sorprendieron infraganti”.

Es así que a pesar de que el gobierno quiere potenciar el fútbol como un deporte masivo en Cuba, los niños aún ven la oportunidad de ser fichados por un cazatalentos y salir a jugar como peloteros en la liga americana, donde jugadores como el célebre Aroldis Chapman, pitcher que juega en los “Cincinnati Reds”, cobró en 2015 un salario de US$ 8 000 000.

Comprensión

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La pelota es redonda, ¡y viene en caja cuadrada!

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