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Bajo este contundente lema, varios profesores voluntarios quieren llamar la atención, tanto de las autoridades como de la población de República Dominicana, sobre una original escuela de música creada en la capital. Su objetivo es bastante claro: atraer especialmente a niños y jóvenes sin recursos para acercarlos al arte y alejarlos de la delincuencia. Camilo José Rijo, un joven músico, es el gestor de esta loable iniciativa, que cada día tiene más seguidores y adeptos.

Texto: Marta de la Fuente
País: República Dominicana

izarras, partituras, sillas y muchas guitarras en plena vía peatonal. Cada domingo por la tarde, la calle El Conde de Santo Domingo se convierte en una improvisada clase de música con un pequeño grupo de maestros, que ofrece clases gratuitas de guitarra y solfeo. Su ritmo, el buen humor y la admiración que muestran los alumnos, hacen de esta escuela un agradable punto de encuentro. Cientos de curiosos, amantes del arte y niños se animan a probar con los instrumentos o simplemente a llevar el ritmo con sus palmas.

“Es una escuelita al aire libre para que todo el mundo vea el trabajo que hacemos. Muchos se emocionan y quieren participar. Gente que nunca ha tocado un instrumento, se sienta y lo disfruta”, apunta Camilo José Rijo (24 años), el joven músico impulsor de esta bonita iniciativa, que puso en marcha hace ya varios meses y que cada día, tiene más seguidores y adeptos.

“Tenemos varios alumnos fijos. Sobre todo niños sin recursos, que encuentran en la música una motivación. Aquí hay muchos niños ‘de la calle’, que son explotados o maltratados. Por ello he creado esta escuela buscando mostrar que hay esperanza y posibilidades. Mis estudiantes eran limpiabotas y ahora guitarristas, y ganan así su dinero: cantando y tocando”, agrega.

Camilo José, estudiante del Conservatorio Nacional de Música, ha llevado a cabo esta acción para acercar la música a los jóvenes e incentivar el arte callejero alejándoles de la delincuencia. Tras años tocando en la calle y en diferentes fiestas o conciertos, decidió crear la Asociación de Artistas Callejeros (ASOARTCA) y la “Escuelita de música” como una “protesta contra las negligencias de las autoridades para que les tomen como inspiración y ejemplo, y ayuden a los niños con el arte y la cultura”, según afirma.

Singular y joven academia

La idea surgió cuando la policía le arrebató el violín a un músico callejero, alegando que estaba haciendo “bulla”. A través de una publicación en Facebook, que se hizo viral, se armó tal revuelo que finalmente el propio Ministro de Cultura le devolvió el instrumento al violinista. “Todo esto me inspiró para crear ASOARTCA para que los artistas callejeros, que ayer eran reprimidos, hoy contribuyan con grandes aportes a la sociedad dominicana”, afirma Camilo José.

La escuelita de música, que suele contar semanalmente con diez alumnos como mínimo, admite a todo el que pase y quiera aproximarse para tocar un instrumento y recibir clases de solfeo o teoría musical. Sin embargo, el grupo de profesores se centra en los niños, a quienes pretenden ayudar con una formación de la que puede que saquen mayor beneficio que el que obtienen pidiendo en la calle o limpiando botas.

“Queremos que cuando pasen esos niños, vean ese buen ambiente con buenas personas, se queden y hagan nuevas amistades. Buscamos ayudarlos, que aprendan y sean personas de bien, lejos de la violencia de los barrios marginales en los que viven. Si pusiéramos varias escuelitas de estas, la delincuencia bajaría, porque se dan cuenta de que pueden vivir de la música”, dice su creador.

Los alumnos de esta singular escuela provienen, en su mayoría, de zonas cercanas al centro de Santo Domingo. Jeidri Manuel, de 15 años, agradece esta oportunidad que lo aleja de vez en cuando de su rutina como limpiabotas. “Un día los vi mientras limpiaba zapatos en Conde y me llamó la atención. Me apunté hace cuatro meses y estoy contento porque aprendo muchas cosas. Lo que más me gusta es la bachata y la melodía”, explica.

Puesta en marcha y apoyo

Para poder impartir sus clases, el equipo de profesores necesita muchas guitarras, instrumentos de percusión y todo tipo de apoyo didáctico. “Gran parte del material es recibido de donaciones de particulares, pero pronto también tendremos el patrocinio del gobierno, el cual recibiremos una vez que estemos registrados”, añade Camilo.

Desde el Ministerio de Cultura califican esta acción como una “hermosa historia de emprendimiento y voluntad”, de acuerdo a las palabras de José Antonio Rodríguez, Ministro de Cultura. El objetivo es que la escuela pase a formar parte del Sistema Nacional de Escuelas Libres, orientadas a comunidades suburbanas, barriales y municipales del país.

“Buscamos darle ‘valor a lo dominicano’. Una de las prioridades del gobierno es desarrollar y promover el recurso humano y así, poder exhibir el desarrollo artístico de nuestra tierra. Por ello, hemos incluido la acción de Camilo en un variado programa de actividades”, comenta Rodríguez.

Actualmente, señala el representante gubernamental, Camilo es músico solista invitado al Concierto de Temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional, así como a otros eventos de igual importancia. “Para el Ministerio de Cultura es más que un honor contar con jóvenes valiosos que representan la nueva generación de la música dominicana”, añade la autoridad.

Terapia y profesión

La relación de Camilo José con la música surgió cuando, con tan solo diez años, su madre lo inscribió como alumno a clases de guitarra. Años después comenzó a tocar death metal, un duro subgénero del heavy metal, y finalmente se apoyó en el aprendizaje y disfrute de la guitarra clásica tras un “mal de amores”. “Yo no elegí a la música, ella me eligió a mí”, comenta.

Canalicé mi tristeza a través de la música porque era terapéutico para mí, y se volvió mi pasión. Empecé a hacer arte callejero tras el divorcio de mis padres, pues necesitaba dinero. Pronto me contrataron para tocar. Vi que era un músico y que podía vivir de ello. Por eso ahora intento ayudar a que otros jóvenes se dediquen a ello, porque quizá de entre todos estos niños, salga un artista. Aquellos que empiezan desde abajo, suelen ser los más inspiradores”, relata el joven músico.

Iniciativas como las de Camilo consiguen atraer a todo tipo de público al arte callejero, como música, pintura y grafitis, entre otros. Esto es algo que cada día cobra más importancia en las calles dominicanas, pues son el reflejo de una sociedad con una gran cultura musical y pasión por el ritmo y el baile. Este joven músico espera que con la ayuda del gobierno, su escuela pueda crecer y ayudar a todos los niños que se encuentran en una situación desfavorecida en su país.

Además, su labor docente e inspiradora para los niños, está consiguiendo que muchos hagan de su nuevo hobby, una vocación que les puede ayudar a estabilizar sus vidas mientras disfrutan y hacen disfrutar por medio de su arte.

Arte y cultura dominicana

El colorido arte dominicano, en prácticamente todas sus facetas, es la viva expresión de un pueblo alegre, vitalista y orgulloso de su identidad. Así lo puede comprobar cualquier turista al pasear por las principales calles de Santo Domingo con músicos callejeros o en los mercadillos ambulantes de diferentes ciudades, donde los artistas exponen sus obras.

Desde el Ministerio de Cultura fomentan el arte y sus tradiciones con diferentes actos y eventos programados en un completo calendario cultural, y con proyectos e iniciativas, entre los que se destaca la Convocatoria Nacional de Proyectos Culturales (CNPC). En las dos versiones anteriores, con una inversión del Estado de más de US$ 4 millones, el impacto generado ha sido completamente positivo, por lo que se espera que esta tercera edición siga batiendo récords.

Cabe destacar que el Ministerio de Cultura ha declarado 2016 como el “Año de la Danza”, para el cual contarán con una inversión de US$ 262.000, que serán empleados en la descentralizaron de las actividades de baile y el montaje de espectáculos, integrando a las distintas provincias del país.







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Una guitarra más es un arma menos – A2




La "escuelita de música" es el proyecto de Camilo José Rijo (24 años) que busca, a través de la música, alejar de la delincuencia a los niños y jóvenes de los barrios marginales de Santo Domingo en República Dominicana.

Cada domingo por la tarde, los estudiantes se reúnen en la calle El Conde, en el centro de la capital, y en la mitad de la vía ponen sillas, instrumentos, partituras y comienzan a tocar. Se dan clases de solfeo, guitarra y percusión.

Los estudiantes son niños limpiabotas, muchos de los cuales viven en la calle, y cualquiera que tenga interés por aprender y hacer música.

La idea de Camilo José es que los jóvenes vean en la música una alternativa para trabajar, una oportunidad para hacer nuevos amigos y salir de la situación de maltrato y pobreza en la que viven.

El proyecto generó tanto impacto, que el Ministerio de Cultura tiene como objetivo que esta actividad forme parte del Sistema Nacional de Escuelas Libres, lo cual le permitirá recibir más dinero para funcionar mejor.

Camilo, músico invitado al concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional, conoce el poder terapéutico de la música. Su pasión nació por un “mal de amores”. Él canalizó su tristeza en la guitarra, por eso sabe que la música es una herramienta para salir adelante.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

Una guitarra más es un arma menos

Quiz

 

Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A1 ‘ Los instrumentos musicales

C1 ‘ Conectores de discurso II .

Vocabulario

Escuelita de Música

Vocabulario Resumen .

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