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No se entiende que estas dos ciudades no interactúen; un viaje promedio en automóvil entre el “puerto histórico” y la “ciudad jardín” no debiese superar los 20 minutos. Durante el paseo es fácil distraerse con la vista del mar, embarcaciones y contornos de la costa. El recorrido por Valparaíso incluye miradores que se adentran en el Pacífico, cafés con historia y palacios de principios del siglo XX, y en Viña del Mar existe un célebre parque que resume su identidad urbana. Son dos ciudades que están una al lado de la otra, pero que tienen la característica de ser muy diferentes.

Texto y fotos: Giancarlo Grondona
País: Chile

as diferencias entre Valparaíso y Viña del Mar son marcadas. Hoy han disminuido por la excelente conectividad existente, a tal punto que constituyen una conurbación. Sin embargo, sus postales más representativas resultan opuestas: la primera se caracteriza por su entramado urbano disparatado y sus calles inconexas; la segunda es la “ciudad jardín”, uno de los balnearios más conocidos en Chile y una atracción turística internacional, donde se realiza el Festival Internacional de la Canción.

Si bien “Viña”, conocida también como “la ciudad bella”, es más joven que la capital portuaria, Valparaiso, un recorrido por sus barrios e hitos históricos explica por qué se encamina a cumplir 140 años como municipio. Su contraparte, Valparaíso, es más antigua que la República de Chile: fue descubierta en 1536. Ocho años después, cuando ya se había fundado Santiago, Valparaíso fue designado su puerto oficial. “Valpo” constituye un ejemplo notable del desarrollo urbano y arquitectónico en América Latina; por ello la UNESCO incluyó al centro histórico de la ciudad en la lista de patrimonio mundial.

Para recorrer las ciudades parta, en la mañana, en la plaza Sotomayor, donde junto con el imponente monumento a los héroes del Combate Naval de Iquique del 21 de mayo de 1879, existe un edificio sobresaliente entre los históricos del sector: el que ocupa la Armada. La emblemática construcción fue erigida en 1910 y está inspirada en el palacio Consistorial de París, con elementos del renacimiento galo.

En las inmediaciones se encuentra el Muelle Prat, en el que un tour en lancha por la bahía cuesta alrededor de US$ 5 por persona. Lo que más llama la atención del recorrido son los lobos marinos y los buques de guerra.

Valparaíso bohemia

Si es que el desayuno ha sido liviano, en los alrededores de la extensa explanada hay varios cafés; el más criollo es el “Café con Letras”, donde por menos de US$ 10 es posible tomar un café con un trozo de torta.

En dirección hacia el cerro, está el ascensor “El Peral”, monumento nacional que se inauguró en 1902. Sus carros conectan con el cerro Alegre, donde se encuentra otra prueba de un pasado ligado al primer mundo: el palacio Baburizza, que además funciona como museo. Su estilo arquitectónico es una mezcla de art nouveau, deco y modernismo.

El palacio está junto a un mirador, desde donde se puede disfrutarde una vista privilegiada: el puerto con su dique y plataformas en el mar y la totalidad de la bahía porteña y la costa viñamarina y de Concón.

La ruta por el casco histórico continúa en calle Urriola, sector en el que la cantidad de cafés, bed & breakfast y hoteles boutique impresiona, todos ellos con su colorido particular. Incluso, surrealistas grafitis adornan sus fachadas.

“Me encantan las casas de Valparaíso; cada una con su arquitectura y colores diferentes. La anarquía urbana de sus calles y de sus escaleras le da una singularidad conocida internacionalmente”, explica Corentin Pertus, emprendedor francés que lleva más de un año en la ciudad. “El puerto es más bohemio y hay barrios con olores desagradables porque faltan baños públicos; Viña tiene más poder adquisitivo y es linda, pero hay ciudades similares en Europa”, añade.

Después de atravesar cuadras con restoranes sofisticados y la iglesia anglicana, está el paseo Gervasoni, que equivale a estar en una “terraza” desde la que es posible admirar la costa de las ciudades vecinas, además del centro financiero porteño. Otro mirador imperdible es el Atkinson (en el cerro Concepción), cuya vista es similar a las anteriormente descritas.

Atardecer en Viña del Mar

“Ir y venir entre Valparaíso y Viña del Mar es de lo mejor que tienen esas ciudades”, escribió Agustín Squella, un apasionado por la conurbación. “La vista del océano Pacífico y las casas colgando de los cerros concilia lo pintoresco y lo sobrecogedor”, profundiza Carolina Benavente, investigadora de la Universidad de Valparaíso.

La española Patricia Argos, quien ha estado diez días en la zona, resalta que “no he visto ciudades que estén tan cerca y que tengan tantas diferencias. Valparaíso resguarda su esencia, que es la del país; Viña del Mar es más vacacional, para gente más adinerada”.

En esa línea, la escritora viñamarina Catalina Porzio cree que “la pobreza en el puerto está a la vista, lo que lo hace más auténtico; en tanto que Viña del Mar progresa y esconde sus precariedades. No hay que olvidar que Viña es la ciudad con más campamentos en el país”.

Para disfrutar al máximo de la panorámica en el trayecto, el viaje se debe hacer en el metrotrén de Valparaíso. Al cabo de veinte minutos, y por cerca de US$ 1, se puede seguir el paseo en la ciudad jardín. “En Viña del Mar quedan pocas reminiscencias del centro histórico, no hay mucha oferta cultural y escasean barrios que tengan alguna gracia específica. Personalmente, rescato el parque de la Quinta Vergara como lugar de ocio”, resume Porzio.

Aquel parque forma parte del eje fundacional de la ciudad. Fue la esposa de Francisco Alvares quien unificó las haciendas que darían vida a la ciudad jardín. La nieta de ambos, Mercedes, contrajo matrimonio con el artífice de que Viña se convirtiera en ciudad, José Francisco Vergara, de ahí el nombre del parque.

La ruta por la ciudad a media tarde permite pasar por un tentempié al cuasi legendario café Samoiedo. Por menos de US$ 4 se puede disfrutar un café express con una medialuna y convertirse en un observador del apacible ajetreo viñamarino. “El café fue la principal ‘vitrina’ de la ciudad y era parte del paseo obligado de la clase acomodada. Hoy, con la irrupción del centro comercial, ese fenómeno quedó atrás. Viña se ha democratizado, perdiendo ese elitismo que le quedó como mochila”, reflexiona Porzio.

Hitos turísticos y palacios

A quince minutos caminando del Samoiedo aparece el famoso reloj de flores, inaugurado con motivo de la Copa Mundial de Fútbol en 1962. Todavía es la postal clásica viñamarina, y donde siempre es posible encontrar turistas.

Se ubica en las faldas del cerro Castillo, que conserva casas con elementos de la arquitectura clásica y algunos hitos como el palacio presidencial, vivienda de veraneo de los presidentes. A los pies de este palacio, está la primera playa de Viña del Mar: Miramar. Actualmente, la playa no es tal y es observable desde el paseo por el borde costero.

Después de atravesar el puente Casino, comienza la avenida Perú que invita a sentarse a apreciar las luces de la ciudad puerto y las de las embarcaciones en el mar. Incluso cuando está atardeciendo, por esa calle todavía hay movimiento y, con una pizca de suerte, el caminante podrá ver una “victoria”, que son los carruajes clásicos de Viña del Mar.

También se puede aprovechar la conexión de la avenida señalada con el casino municipal para culminar el trajinado día probando suerte en los tragamonedas o medirse con los tahúres locales en el póker. Sin entusiasmarse mucho, por supuesto.

Otras conurbaciones

Una conurbación es un área urbana con una significativa concentración de población que impulsa que se produzca un fenómeno parecido a la fusión de dos o más ciudades. Este fenómeno permite que surjan relaciones culturales, sociales, económicas y turísticas. Este último aspecto es esencial para entender la interacción entre Valparaíso y Viña del Mar, que entre ambas tienen más de 600 000 habitantes.

También sucede un fenómeno similar en la conurbación de La Serena y Coquimbo, en la región de Coquimbo. El caso de Concepción y Talcahuano, en la región del Bío-Bío, es diferente porque su consolidación tiene estrecha ligazón con el desarrollo de la industria siderúrgica a partir de la segunda mitad del siglo pasado, lo que la posiciona como la más poblada e industrializada del país.

A pesar de lo que ocurre con esta última conurbación, en los países latinoamericanos suelen formarse por la adecuación del territorio al aumento de la demanda por vivienda. La mayor es la de Ciudad de México con 45 millones de habitantes.







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Versión Principiantes – A2


Valparaíso y Viña del Mar: tan cerca, tan diferentes.


Valparaíso y Viña del Mar, en Chile, son ciudades conurbadas, eso significa que parecen formar una sola urbe. Sin embargo, la cultura, arquitectura y estilo de vida son muy distintos. Para pasar de una ciudad a la otra hay que cruzar una avenida que va por la costa o tomar el llamado "Metrotrén" a Valparaíso.

Valparaíso es un puerto, una ciudad bohemia con casas que prácticamente “cuelgan” de sus cerros. Es una de las ciudades más antiguas de Chile y fue el puerto principal del país y por siglos.

Para pasear por Valparaíso hay que comenzar en la Plaza Sotomayor, después hacer un viaje en lancha desde el Muelle Prat y desayunar en el clásico “Café con Letras”. A continuación se puede subir al ascensor El Peral, que lleva hasta la cima del cerro Alegre. Desde allí se puede ver el puerto y las ciudades de Viña del Mar y Concón. Otro punto para admirar la vista es el paseo Gervasoni, en el cerro Concepción.

Viña del Mar, a su vez, es más moderna; solo tiene un poco más de 140 años. Es una ciudad balnearia y la más popular del país durante el verano. La avenida Perú es un paseo característico por donde circulan las “victorias”, carruajes tirados por caballos. Dentro de lo más emblemático de la ciudad se encuentra el parque Quinta Vergara, donde hay un palacio y está el teatro donde se celebra el Festival Internacional de la Canción.
Cuando uno ingresa a Viña del Mar desde Valparaíso, rápidamente se encuentra con el reloj de flores, que fue construido para la Copa Mundial de Fútbolde 1962.
Ambas ciudades tienen su encanto y particular modo de vida. Visitarlas es sin duda obligatorio.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

Valparaíso y Viña del Mar: tan cerca, tan diferentes

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Gramática y Usos

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B2 ‘Chilenismos. .

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