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El Canal de Panamá es una gran obra de ingeniería que sirve de paso para el tránsito de barcos entre los océanos Atlántico y Pacífico desde el año 1914. Para los panameños, es un orgullo inmenso poseer esta vía de navegación. La mayoría de los trabajadores del canal son de este país. Uno de ellos es el Capitán Carlos Raúl Mata, piloto del remolcador Changuinola. Esta es la historia de su trabajo cotidiano a bordo de un barco remolcador, el cual él mismo califica como “fascinante”.
Texto y fotos: Mireya Monroy Rosas     País: Panamá

l Capitán Mata lleva 21 años trabajado en el Canal de Panamá. Comenzó a laborar en la torre de señales, controlando la llegada de los barcos. Luego, pasó a oficial de entrenamiento. Ascendió, y obtuvo su licencia de capitán hace 15 años. “Como colaborador, me siento comprometido con el manejo de esta valiosa vía. Pero por encima de ese sentimiento, sé que todos nosotros somos los actores actuales de la historia del Canal de Panamá”, señala.

La responsabilidad de un capitán es enorme. Además de ayudar a los barcos que transitan por el lugar, dirige la tripulación y el mantenimiento de la nave. Todos los días cambian el horario y los planes. Eso es lo que más le gusta, porque dice que no es una labor rutinaria.

Además, le encanta estar en contacto con la naturaleza, pues puede observar el cambio del clima durante el año. “En invierno, el amanecer es muy bonito. En el verano me encanta el atardecer. Me gusta estar afuera y verlo desde la perspectiva de la nave”. Lo que más le gusta es observar el encanto propio del canal. “Aunque lo vea todos los días, no me aburro. Transitar por el canal es realmente sorprendente”.

Como parte de sus experiencias, el capitán cuenta que en 1999 tuvo una colisión con un barco. Tal fue el susto que se fue a trabajar a la unidad de adiestramiento, a dar clases por seis meses. “Tengo la habilidad de explicar bien y me querían reclutar, pues me evaluaron muy bien. Pero luego de un tiempo, decidí volver a lo mío”.

El salario es muy bueno, señala. Cada año les aumentan el sueldo; además, favorecen las horas extras. También se preocupan mucho del bienestar del empleado, como recurso principal de la organización, y parte de ese bienestar y calidad de vida radica en el salario.

Día a día

Los pilotos trabajan turnos de 8 horas. El capitán inicialmente debe ubicar dónde se encuentra el remolcador. Luego, imprime una lista del tránsito diario y los barcos que deben asistir. De día hay labores de mantenimiento y de limpieza.

El capitán debe estar pendiente de la dirección del barco, la velocidad, pero también hay otros elementos que controlar. En el Océano Atlántico, por ejemplo, la fuerza del viento en el verano afecta mucho la operación. “Uno aprende a interpretar y tomar en cuenta los elementos de cada estación: neblina, lluvia, niveles del agua, fases de la luna, marea, salida y puesta del sol”.

El tema de la seguridad cambió a nivel mundial, a raíz del atentado del 11 de septiembre de 2001. El Capitán Mata señala que cierto tipo de barcos que traen cargamento de importancia política o militar tienen un tratamiento distinto. “Las cargas más peligrosas son las de gas (licuado o natural). Los desechos radiactivos no son tan peligrosos, pues esa carga está empacada de tal manera que no representa un peligro de accidente”. Estos buques pasan a lo largo de la noche en barcos pequeños.

“Hace algunas semanas, pasó un submarino bombardero nuclear”, cuenta. “Es raro que pase por aquí. Para mí es tema de seguridad total. Llevan combustible nuclear enriquecido y un reactor nuclear activo; es alta tecnología que sí puede representar un peligro en caso de que ocurra una falla”.

Muchos años más…

En sus años de trabajo, Mata ha observado muchos cambios: implementación de nuevas tecnologías; de administración; de estrategia; nuevas normas de seguridad; aumento en el tráfico; entre muchas otras. Muchas de estas modificaciones son todo un desafío a la destreza y a la forma de navegar por este lugar.

Al escuchar al capitán, se siente que el empleado “canalero” está identificado con cierto sentido de propiedad. También manifiestan mucho orgullo “por ser parte de esta organización única, creada para dar servicio al mundo entero”, afirma.

Como señala el Capitán Mata, cada empleado tiene un legado histórico del cual forma parte, y, además, una misión y una visión de presente y futuro. “Somos parte de esta cultura administrativa e innovadora. Es un compromiso muy personal y seriamente adquirido”, afirma.

Incluso, sostiene que algunos colaboradores que ya se encuentran preparados para jubilarse, aún están esperando su máximo reto: pasar su primer barco “post Panamax” (es un tipo de buque diseñado para ajustarse a las dimensiones máximas permitidas para el tránsito por el canal) para poder retirarse tranquilos.

“Es una cuestión de orgullo, cultura y prestigio. En mi caso personal, aspiro a darle al canal 30 años más, experimentar todos los cambios que han de venir en esas décadas, y jubilarme con más de 50 años de servicio y dedicación”, concluye.

El canal y el remolcador
Inaugurado el 15 de agosto de 1914, el Canal de Panamá atraviesa el istmo de Panamá en su punto más estrecho y tiene una extensión de 80 kilómetros de largo. Esta vía ha permitido acortar el tiempo y la distancia de comunicación marítima, dinamizando el intercambio comercial y económico entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Es considerado aún hoy una de las obras de ingeniería más importantes del mundo y se calcula que por este lugar han transitado más de 750 mil barcos. Construido y administrado por EE.UU., fue cedido a Panamá el 31 de diciembre de 1999, país que asumió la responsabilidad total de la administración, funcionamiento y mantenimiento del canal.
Un remolcador es una embarcación utilizada para ayudar a la maniobra de otras naves, principalmente a empujar dichos barcos en puertos, pero también en mar abierto o a través de ríos o canales. Se usa además para remolcar barcazas, barcos incapacitados u otros equipos. Un remolcador tiene una capacidad de fuerza de 65 toneladas aproximadamente y una velocidad de 12 nudos. Cuesta unos 7 millones y medio de dólares.


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Versión Principiantes – A2

El Canal de Panamá (1914) tiene 80 kilómetros de largo, es una de las obras de ingeniería más grandes del mundo y comunica al océano Atlántico con el Pacífico.
El Capital Raúl Mata trabaja desde hace 21 años en el Canal de Panamá, él es el capitán de un barco remolcador. Los barcos remolcadores jalan a los grandes barcos, barcazas, barcos incapacitados y equipos a través  del canal de Panamá. Cuestan 7 millones de dólares y tienen una fuerza de 65 toneladas.
El capitán también está a cargo de toda la tripulación y del mantenimiento del barco remolcador.
Él se siente orgulloso de trabajar en el Canal de Panamá y le gusta el contacto con la naturaleza del canal. Trabaja 8 horas al día y tiene que estar atento al tiempo en el canal: la neblina, la lluvia, la marea, el viento. Tiene un aumento de salario cada año y le pagan horas extras.
El capitán cuenta que la seguridad en el canal ha cambiado mucho desde el atentado del 11 de septiembre, hay más seguridad y más tecnología en el canal.
Él sabe la importancia de su trabajo para Panamá y para el mundo entero.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

Canal de Panamá “Las aventuras de un capitán”

Quiz

 

Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

Nivel A2. Pretérito Perfecto del Indicativo Usos.

Nivel B1. Usos del Pretérito Indefinido del Indicativo .

Vocabulario

El Canal de Panamá

EL barco