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Esta popular comedia de la televisión mexicana se transmitió durante 21 años, entre 1971 y 1992, con un total de 290 capítulos. Pero lo más asombroso de esta serie es que hasta el día de hoy, a más de cuarenta años de su debut, sigue siendo disfrutada por cientos de niños y adultos en toda América Latina. Incluso, su fama ha sobrepasado el mundo hispano, ya que ha sido traducida a diferentes idiomas. Porque nos ha hecho reír durante décadas y porque representa una parte esencial de la cultura latina, aquí le rendimos un cariñoso homenaje.

Texto: Joaquín Bode N.    
Fotos: VeinteMundos

ecuerdo que hace unos diez años, cuando visite por primera vez México, conocí a una “chava” muy simpática en el DF. Llevábamos hablando horas y en un momento ella me preguntó con curiosidad: “Oye, ¿por qué platicas todo el tiempo con modismos y expresiones mexicanas”? Yo sonreí y le contesté: “Gracias al Chavo del Ocho”…

Hablar de “El Chavo del Ocho” es hablar de la cultura latinoamericana. Desde el comienzo, este programa se convirtió en uno de los favoritos de la audiencia mexicana, pero también del resto de América Latina. ¿Por qué? Porque refleja muy bien la forma de ser y de vivir de los latinos, es decir nuestra cultura. El idioma, el aporte lingüístico y el humor; pero también sus inolvidables y queridos personajes, dónde estos vivían, e incluso aspectos morales y religiosos son parte de una identidad común.

El argumento del programa es bastante simple: un niño muy pobre, apodado “El Chavo del Ocho”, vive en una típica vecindad en los barrios populares de Ciudad de México. En dicho lugar, “El Chavo” convive a diario con una serie de personajes comunes y corrientes como “Don Ramón”, la “Chilidrina”, “Quico” y “Doña Florinda”, entre otros. A todos ellos les ocurren cada día las más increíbles y divertidas situaciones.

Cada uno de estos protagonistas no solo se ha quedado en el recuerdo de miles de telespectadores, sino que además todos nos reflejamos y encariñamos con ellos, porque representan al habitante de la capital azteca, pero también a cada uno de los latinos.

¿Pero cómo es posible que una serie que hace 20 años no emite ningún capítulo nuevo, tenga actualmente tanta popularidad? Quizás por el hecho de que es un fiel reflejo de la realidad social latinoamericana: gente de condición social baja, desempleada, padres solteros, que pese a todos los problemas y carencias, logran salir adelante con esperanza, buen humor, lealtad y amistad.

Somos todos iguales
Algunos aseguran que una de las principales razones por las que esta comedia continúa siendo exitosa es por su diversión inocente y familiar, que muy pocas series mexicanas mantienen. Álvaro Cueva, periodista y crítico de TV, señala en una entrevista que el éxito reside en la capacidad de crear una serie que refleja las raíces mexicanas. “La vecindad de ‘El Chavo’ muestra nuestras diferencias sociales, nuestros errores, es el pueblo de México en televisión”, asegura.

Sin embargo, a pesar de que los personajes son una representación azteca, para Cueva son las situaciones locales del programa las que tienen la facilidad de volverse universales. “Logró encontrar la clave de la universalidad. Esta obra seguirá perdurando porque es un clásico, que puede entenderlo un televidente de 1974, así como un niño de 2011”.

Parecería difícil creer que un programa imaginado, escrito y transmitido por primera vez hace más de 40 años continúe siendo tan vigente y tan visto por la mayoría de los latinoamericanos a pesar de que tanto su escenario como su lenguaje están planteados desde esquemas muy mexicanos.

Yenisey Rodríguez Cabrera, profesora e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura en un ensayo que el autor de esta serie, el comediante “Chespirito” (Roberto Gómez Bolaños), ha “creado y recreado un lenguaje muy simple y elemental, alejado de las complicaciones gramaticales (…)incluso a veces en franca oposición a ellas, que sin embargo es reconocido y utilizado en toda América Latina, incluyendo Brasil, donde se traduce al portugués”.

Un programa único
Una de las cosas que más recuerdo de “El Chavo del Ocho” era su lenguaje particular ¡y muy divertido! El programa incorporó muchas frases al habla cotidiana no solo del mexicano sino de todos los latinoamericanos, pese a que en ellas se puede percibir una fuerte influencia de la vida de la capital mexicana.

Cómo no acordarse de aquella famosa expresión de “El Chavo”: “Fue sin querer queriendo”, un juego de palabras donde el aparente inocente termina aceptando su culpa; o esa que dice: “Se me chispoteó”, que se refiere a que una palabra fue dicha espontáneamente, sin un propósito definido. También Quico tiene su aporte: “Chusma, chusma”, palabra ofensiva para calificar a las clases bajas.

Además, cada uno de los personajes tiene una bondad natural que permite, a final de cuentas, que las relaciones nunca rebasen ciertos límites “tolerables” de violencia. La mala intención nunca gana y aquel que hace mal, recibe siempre su merecido, ya sea por el castigo impuesto por los otros o mediante el autocastigo.

Un punto aparte. ¿Cómo no recordar y sentir una profunda simpatía (y hasta cariño) por el mítico “Don Ramón”? Quizá el personaje mejor logrado de toda esta serie cómica. Un hombre desempleado, flojo (que busca trabajando “tratando” de no encontrarlo nunca), moroso, pero extremadamente listo y oportunista. Era quien más nos hacía reír, tanto a niños como adultos, especialmente a estos últimos… su perfil humano es muy familiar y de hecho es posible encontrarlo en muchas partes del mundo, incluso en la vecindad de su casa.

“El Chavo” ha contribuido también a formar una de las características más reconocidas del humor mexicano y latinoamericano: el doble sentido. Si los diálogos fueran dirigidos solo a los niños, entonces los adultos poco encontrarían de divertido e interesante en este programa. “El éxito de Chespirito se debe en gran medida al uso del ingrediente pícaro que sólo puede aportar un buen escritor de comedia. Aquél que conoce ampliamente la cultura popular y el manejo del idioma que tengan los sectores excluidos hasta del lenguaje culto”, afirma Yenisey Rodríguez.

Y bueno, ¿qué pensarán los “gringos” y los europeos al respecto? ¿Entenderán algo? Bueno, los italianos y portugueses sí, porque el programa se traducía en ambos países. Y en varios otros también… Según Florinda Meza, la actriz que interpreta a “Doña Florinda”, la comedia “fue traducida a más de 50 idiomas”. ¡Caramba! Pero no hay problemas para aquel que no entienda. Navegando por Internet descubrí que hay una escuela de español que en su sitio Web propone trabajar en sus clases utilizando los capítulos de “El Chavo del Ocho”. ¿Qué tal, mano?

Chespirito
Nacido el 21 de febrero de 1929 en Ciudad de México, Roberto Gómez Bolaños es ingeniero de profesión. También fue futbolista y boxeador amateur. Cabe mencionar que “Chespirito” fue además el actor que dio vida a varios personajes, entre los cuales se encuentran “El Chavo del Ocho” y “El Chapulín Colorado”, su otro programa más conocido. Pero su verdadera vocación fue la de escritor. Por eso, y debido a su baja estatura, un amigo le puso el apodo de “Chespirito”, ya que lo comparaba con el famoso poeta William Shakespeare. Tanto “El Chavo del Ocho” como “El Chapulín Colorado” convirtieron a Gómez Bolaños en un cómico de trascendencia mundial. Sus series fueron traducidas y retransmitidas a varios países, hasta tener en promedio hasta 350 millones de espectadores a la semana. Es tal su fama, que en marzo de este año se realizó un homenaje internacional llamado “América festeja a Chespirito”, organizado por la cadena de TV Televisa, para celebrar sus 40 años de trayectoria. El evento se realizó en 11 países de América Latina e incluyó la creación de una megacoreografía, concursos de imitadores, conocimiento sobre los personajes, desfiles y tarjetas conmemorativas. El evento concluyó con la presencia de Roberto Gómez Bolaños en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.


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Versión Principiantes – A2


El Chavo del 8.


“El Chavo del Ocho” es una serie de televisión mexicana que apareció en la década del 70. Hasta el día de hoy continúa acompañando a la cuarta generación de niños latinos que crecen junto a toda la vecindad típica de Ciudad de México.

El Chavo es un niño pobre y huérfano de 8 años que vive con personajes como “Quico” un niño malcriado; Don Ramón, un hombre flojo y moroso; o La “Chilindrina”, hija de Don Ramón.

El Chavo se mantiene vigente por su humor sencillo, familiar y por su similitud con la cultura latina de todos los países. Los televidentes pueden identificarse con varios de los personajes ya que representan la vida comunitaria, la situación de sacrificio y la relación entre padres e hijos.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

El Chavo del Ocho: el reflejo de una cultura

Quiz

 

Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A2 Pretérito Perfecto Indicativo

C1 Frases condicionales .

Vocabulario

El Chavo del ocho

La televisión .

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