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A los turistas que arriban a la capital panameña les llama poderosamente la atención el colorido con que están pintados y decorados los autobuses que circulan por sus avenidas. Son los llamados “Diablos rojos”, antiguos buses escolares provenientes de EE.UU. que hace muchos años se transformaron en máquinas de fuerza y velocidad para el transporte público. Durante toda su existencia, han recibido reclamos de parte de los usuarios por la poca seguridad e higiene que ofrecen, además de la alta velocidad con que circulan, sin ningún respeto por los pasajeros. Sin embargo, estos vehículos tienen sus días contados, pues el estado ha iniciado la transición para modernizar el servicio.

Texto y Fotos: Mireya Monroy
País: Panamá

a ciudad de Panamá, capital de la República de Panamá, es una urbe comercial y de servicio, además de un centro turístico que sirve de punto terminal del Canal de Panamá en el Pacífico. A pesar de que la población apenas supera los dos millones de habitantes en su área metropolitana, la capital posee un movimiento permanente e importante de personas, tanto nacionales como extranjeras, que dan vida a actividades portuarias, al funcionamiento del Canal y a los trabajos de ampliación del mismo.

Por lo tanto, el sistema de transporte es una necesidad fundamental para facilitar el movimiento diario de personas. Sin embargo el tema de los autobuses es un problema que, aparentemente, ha sido muy difícil de solucionar por diferentes situaciones que, afectan diariamente a los sufridos usuarios.

En Panamá los buses son particulares o pertenecen a asociaciones de transportistas. Muchas veces, los conductores no son aptos, no cuentan con una paga fija y dependen de lo colectado para el mantenimiento del bus, el combustible y, sobre todo, el sustento de sus familias. A esto se suma que llevan a cabo verdaderas competencias para ganar pasajeros, convirtiendo los viajes en auténticas “trampas de muerte”.

El panameño, con su particular sentido del humor criollo, les ha puesto el mote de “Diablos rojos” a estas máquinas. Y eso es exactamente lo que son: buses de segunda mano que no son seguros ni llenan las expectativas de los turistas y comerciantes que a diario nos visitan. No respetan reglas y ordenanzas, amenazando y atropellando a peatones que muchas veces pierden la vida en manos de estos diablos del volante.

Máquinas polémicas

Los “Diablos rojos” son llamativos para el turista, pero para el panameño es un medio de transporte utilizado por necesidad. Siempre han recibido reclamos de parte de los usuarios por la falta de seguridad e higiene y la mucha velocidad e irrespeto al pasajero.

Una conductora de vehículo panameña, Laura González, dice que cuando va manejando y ve uno de estos buses cerca, baja la velocidad y toma la mayor distancia. “Aunque vayas en tu carril, si se quieren cruzar, ¡simplemente se tiran! Son como animales: si perciben el miedo, reaccionan y se lanzan más rápido. ¡Les encanta intimidar!”, señala.

Juan Silvera, conductor de bus desde hace 15 años, dice que ellos tienen que defender su ruta para ganar pasajeros en el tiempo de su recorrido. Él no califica como “malo” su nivel de conducción. Silvera asegura que “es mi trabajo”. Pero ahora, dice, con un pequeño de 5 años que lo acompaña en sus viajes, “gracias a Dios ya no habrán buses, pues si no ese sería el futuro para mi hijo: ser chofer de bus”.

Sobreviviendo

La música estridente acompaña la particular figura del “pavo”, el ayudante del conductor, quien va en la puerta y, muchas veces, empuja a los usuarios para que quepan más pasajeros, ya sea de pie o sentados. Los “Diablos rojos” son únicos; para muchos, atractivos y vistosos; para otros, peligrosos y malévolos, pero singulares en la cultura panameña.

Recuerdo cuando iba a la universidad viajaba en ellos. Tenía que pensar bien antes de montarme; tratar de tomar un bus que no estuviera tan lleno y no llevar los libros en la mano, pues si no hay puesto, es raro que alguien tenga la amabilidad de ayudarte. Además, cuesta agarrarse para sostenerse.

No falta a quien le guste pasarse de listo y trate de “rozarte”. Los olores son particulares, pues con tantas personas y sin aire, la travesía se hace insoportable. Todo formaba parte de la aventura: la música ruidosa, los bocinazos, la aglomeración y la decoración interna con etiquetas que incluyen mensajes con doble sentido y sin orden.

Al subirse, el “pavo” invariablemente decía: “¡Entren, que caben más!”. Al bajarse, se tiene suerte de caer de pie, pues casi no se detienen. Las paradas autorizadas no se utilizan, los carriles no importan; ellos van en competencia para disputarse los pasajeros que esperan sin protección y sin ánimos de polemizar, pues todos necesitan llegar a sus trabajos.

Poco a poco, el gobierno fue regularizando la música estridente, el ruido provocado por los pitos que “mientras más bulla hiciera era mejor”. Pero ha sido difícil corregirlos pues siempre se han creído dueños de las calles. Como ya hay sanciones y no pueden usar las bocinas para llamar la atención, han recurrido a luces de neón para iluminar las máquinas de noche y captar más atención.

Arte y creatividad

Desde hace décadas, se decoran estos buses con figuras pintadas a todo color en la puerta trasera. Estas imágenes corresponden a personajes prominentes del cine, de la farándula televisiva y personajes y políticos de turno. Así, es frecuente ver un autobús con la cara de Julia Roberts, o de J. Lo, rivalizar por llegar a una parada persiguiendo a otro que ostenta la cara de “Mano de Piedra” Durán o Silvester Stallone.

Cada bus es distinto y cada uno tiene su nombre, que va escrito a los lados. Casi todos tienen mensajes originales colocados en los retrovisores, en las defensas, o donde se les ocurra. En cada ventana les pintan nombres de mujeres y a sus lados figuras de paisajes o imágenes ilustrativas que en muchos casos son una “obra de arte”.

En las defensas traseras se escriben frases significativas como: “La crítica es mi mejor aliada”; “Dile que por mí no tema”; “La ignorancia tiene remedio, pero la estupidez no”, “No critiques placeres que tú no conoces”.

Por muchos años, hubo personas que se dedicaban exclusivamente a decorar los “Diablos rojos”, pero esta forma de expresión se está perdiendo pues muchos han sido retirados y la mayoría ya están pintados de blanco esperando su último día.

Para Juan, ver su bus es motivo de orgullo y lo tiene decorado para que todos quieran subirse en él, pero ya hay que buscar otras formas de seguir adelante, asegura. Como Juan, hay otros conductores que se han resignado a los cambios que se avecinan y que sacarán de circulación a los “Diablos rojos”: tradicionales medios de transporte, vistosos, coloridos, ruidosos, contaminantes y desordenados por excelencia.

Nuevo sistema de transporte
Actualmente, el gobierno de Panamá está modernizando la flota de autobuses a través de la implementación de un sistema llamado “Metrobús” que ya ha sustituido el 70% de los “Diablos rojos” de la ciudad. El nuevo sistema de buses articulados, modernos y climatizados, es operado por conductores que cuentan con un salario fijo y de esta manera ya no tienen que competir para completar su cuota diaria. Además, como una forma de compensar a los dueños de los antiguos autobuses, la autoridad les entregó $ 25.000 balboas (prácticamente la misma cifra en dólares) por cada bus, a pesar de la oposición de muchos panameños. De esta manera, paulatinamente los “Diablos rojos” van desapareciendo de las calles de Panamá. Cada vez que ingresan nuevos metrobuses, se van eliminando máquinas viejas.



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Versión Principiantes – A2


Cuidado con los Diablos Rojos.


Los “Diablos rojos”, es el nombre que reciben los buses de transporte público en la Ciudad de Panamá. Son buses escolares americanos que se usan para llevar pasajeros por toda la urbe metropolitana. Son aparatos viejos y sucios. Circulan a toda velocidad y no tienen respeto por los pasajeros. En las calles tocan la bocina y adelantan sin cuidado a otros conductores. .

Las personas que usan los Diablos rojos lo hacen por necesidad, pero no les gusta el servicio y rechazan a los “pavos”, los chicos que ayudan a los conductores gritando y empujando a la gente para que entren al bus.

El nombre también es por las diferentes decoraciones que tienen los buses, paisajes, caras de famosos, frases “célebres”, y las famosas luces de neón que iluminan a los buses en la noche. Sin embargo, pronto dejarán de transitar por la ciudad ya que están siendo reemplazados por un sistema de transporte más organizado.


Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

Cuidado con los Diablos Rojos

Quiz

 

Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A2 ‘Quedar y Quedarse.

B2 ‘Frases con el transporte. .

Vocabulario

Diablos Rojos

Sinónimos de Bus en Latinoamérica .

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