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Aún recuerdo, cuando era muy pequeño, cómo esperaba impaciente por largas horas a que mi mamá terminara de cocinar y me diera mi esperada “recompensa”. En una olla a presión colocaba un par de tarros de leche condensada y tras un largo rato de espera el resultado que se obtenía era un sabroso e inigualable manjar de leche; más conocido simplemente como “manjar”. El placer de disfrutar ese sabor increíblemente dulce, acaramelado y suave, que se derretía al contacto de nuestra boca, ¡era un privilegio! Conocido normalmente como dulce de leche, este producto típicamente latino posee nombres y preparaciones diversas a lo largo del continente, pero fascina a todos por igual.

Texto: Joaquín Bode

an pasado muchos años, pero hoy sigo disfrutando el sabor del manjar. Debo reconocer, sin embargo, que hoy me parece bastante más dulce o “relajante”; eso sí, nunca he podido acostumbrarme al sabor del manjar “industrial” (hecho a base de leche y azúcar), siempre he preferido aquel que se hace en casa con leche condensada.

Una opinión similar comparte Nora Moguillansky, experta en repostería y dueña de la Pastelería Manjares: “Es más rico y especial cuando se hace con leche condensada; me gusta mucho más”, señala. Y sí lo dice ella, por algo debe ser: Nora lleva toda una vida haciendo tortas, especialmente para niños, donde utiliza mucho el manjar.

Además esta empresaria nacida en Buenos Aires, pero criada en Chile, conoce muy bien la diferencia entre el manjar chileno y el famoso dulce de leche trasandino, reconocido a nivel mundial. “El chileno es más granuloso y dulce, mientras que el argentino es más oscuro, suave y aromático, porque posee esencia de vainilla”, argumenta. Una de las claves, asegura, está en los distintos niveles de cocción de cada uno.

¿Pero que hace a este sencillo producto un alimento tan popular no solo en estos dos países, sino que en toda América Latina? Nora cree tener la respuesta: “Es un sabor de la infancia; es rico, y forma parte de nuestra idiosincrasia”. Bueno, cabe agregar que cuando se prueba en postres de fruta, pasteles, alfajores, tortas o el famoso cuchuflí chileno, uno puede entender por qué es tan apetecido entre nuestros pueblos.

Eso sí, no todos comparten esta afición culinaria. “En mi tienda, la mayoría de los extranjeros, como los estadounidenses y los franceses, me piden tortas sin manjar. ¡ Lo encuentran muy dulce!”, afirma Nora. “En EE.UU. , por ejemplo, prefieren su propio caramelo, el denominado fudge”, agrega.

Orígenes y leyenda

Los argentinos aseguran ser los creadores de este famoso producto, así al menos lo sostiene la leyenda. “Lo inventó una cocinera negra que trabajaba en la estancia de Juan Manuel de Rosas, a mediados del siglo XIX”, explica Inés Girometti (34), historiadora y oriunda de Laprida-Argentina. “Aparentemente ella se olvidó de la leche en el fuego y cuando regresó se encontró con la reducción, que resultó ser dulce de leche”, aclara.

“Es súper popular, lo encontrás por todos lados: en golosinas, postres, tartas, helado o simplemente te lo podés comer a cucharadas”, asegura Inés. “En mi caso no te puedo decir que siempre tengo en la heladera, pero si muero por unos caramelos de dulce de leche. Incluso, hago una torta que también incluye coco y que está lista en solo 5 minutos”.

Esta investigadora de la Universidad de la Plata afirma que dentro de la región conoce solo el caramelo que se elabora en Uruguay, aunque cree que es más suave en sabor y en color, ya que el hecho en Argentina es más “concentrado”. “Lo considero totalmente latinoamericano: creo que en cualquier lugar de América se sabe lo que es el dulce de leche”, asegura.


Los mexicanos lo llaman cajeta, y se elabora en Celaya, una histórica ciudad mexicana ubicada en el centro del país. “Es muy popular; lo consume todo tipo de gente”, asegura el periodista Arturo Figueroa. “En lo personal, prefiero el hecho con leche de cabra; la cajeta se hace con leche de cabra”, añade.

El colega azteca explica que en su país se consume en postres de frutas o para rellenar pasteles, “no tanto untándola en pan como se hace en Chile”. Su origen data de la época virreinal en Nueva España, región famosa por su consumo. Gracias a la proliferación del ganado caprino, se llevó a cabo la receta con este tipo de leche dando como resultado un dulce diferente al hecho con leche de vaca. Adquirió el nombre de “cajeta” debido a las cajas de madera en las que originalmente se almacenaba.

En Colombia, se le denomina arequipe o manjar blanco, aunque tiene algunas diferencias según sostiene nuestra colaboradora periodística Doly Orozco. “En el sur es famoso el manjar, el cual se elabora de manera casera con leche y azúcar durante 5 o 6 horas, mientras que el arequipe se hace industrialmente”.

Por lo general, los hogares campesinos suelen preparar el manjar para la época de Navidad. “Es uno de los platos tradicionales del 24 de diciembre y también para acompañar las Novenas Navideñas; se sirve con buñuelos, natilla, queso o leche”.

En España es un producto conocido pero no de consumo masivo, asegura Sergio Sebastiani (34), argentino que vive en Almuñécar. “No obstante, tiene su mercado porque se suele vender en supermercados. Los hay de importación, que son los más caros, pero también hay algunos que se producen aquí, aunque bajo la misma receta. En general tiene gran aceptación entre quienes lo prueban por primera vez, aunque a algunos les parece demasiado empalagoso”, señala.

Rico, pero…

Claramente, en Latinoamérica se considera al manjar como parte de los productos típicos de las mesas latinas. Algunos creen que su alto consumo tiene que ver con el hecho de que posee un precio relativamente bajo, que es bastante simple de preparar o que, particularmente, agrada mucho por su sabor dulce.

“En América Latina tenemos una cultura muy ligada a lo dulce y por ello se consume tanto manjar”, asegura Silvana Cecconi, banquetera chilena y profesora de gastronomía con más de 10 años en este rubro. “Los niños gozan mucho comiendo manjar solo, mientras que los adultos son más dados a mezclarlo con postres, por ejemplo, que incluyan cítricos”, explica.

Dentro de sus clases, que convocan a alumnos de entre 5 y 82 años, Silvana prepara una torta llamada “Daniela” (en honor a su hija) que incluye manjar, merengue, frambuesa y crema. “El manjar solo satura mucho y no se puede degustar muy bien, por eso busco preparaciones donde se pueda combinar con otros productos”. Incluso, agrega, utiliza ron como parte de un postre muy apetecido por sus estudiantes.

¿Y cuál es la conclusión de un europeo respecto a este particular pero apetecible dulce? Kura Solon (29), es de Londres, Inglaterra, pero trabaja en Chile actualmente. Afirma que el dulce de leche no es muy popular en su país, donde se prefieren las mermeladas. “Yo solo lo como cuando estoy en Argentina, porque siempre se sirve con pan para el desayuno. También se consume a la hora de té, con un trozo de pie de manzana, en alfajores o en torta de mil hojas”.

Kura prefiere la versión argentina más que la chilena y concluye que el dulce de leche “es un producto típicamente latinoamericano, porque es un ingrediente clave en muchos alimentos”.

Manjar blanco
En Europa, y especialmente en España, se prepara un alimento que muchas veces se relaciona con el dulce de leche, ya que utiliza dos elementos claves de éste: la leche y el azúcar. El producto europeo es de color blanco debido especialmente a la presencia de almendras (incluye además harina de arroz). Se aromatiza con canela y piel de limón. A esta fórmula corresponden el menjar blanc catalán y el blanc-manger francés. El manjar blanco clásico de la cocina española era una crema espesa en la cual los principales ingredientes eran pechuga de gallina o capón, arroz, almendras y azúcar; se tenía por una “comida de cuchara”, es decir, como una extrema delicadeza del paladar. También existe un “manjar blanco” que se elabora en América Latina, el cual consiste en una crema lograda cociendo leche, azúcar y vainilla y que debe ser reducida durante mucho tiempo.





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  • Dulce de leche casero

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Versión Principiantes – A2


El manjar o dulce de leche.


El dulce de leche o manjar, es un alimento consumido en casi toda América Latina. Es un producto muy popular y se considera como algo propio de la cultura latina. Se caracteriza por ser muy dulce, empalagoso y tener un color café claro. Para los europeos, estadounidenses y canadienses es un producto demasiado dulce que genera bastante rechazo.

Su origen es un misterio, pero los argentinos aseguran ser sus creadores. En este país, se prepara con leche, azúcar y vainilla hervidos. En Chile se utilizan casi los mismos ingredientes, pero existe una variante que se prepara hirviendo dos latas de leche condensada en una olla a presión.

En Argentina se llama dulce de leche y en Chile se denomina manjar. En México es la cajeta y se hace con leche de cabra; en Colombia se llama arequipe o manjar; en España se come muy poco y un preparado similar se llama manjar blanco, pero está hecho básicamente con almendra, azúcar y arroz.

El dulce de leche se come a cucharadas, en tortas, crepes, panqueques y es el favorito de los niños en todo momento.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

El inigualable sabor del Dulce de Leche

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Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A2 ‘ Instrucciones con el Infinitivo .

B1 ‘Imperativo . .

Vocabulario

El manjar o dulce de leche

La cocina .

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