Un intenso, interesante y entretenido viaje por ocho países de la región, realizó esta joven estudiante alemana junto a otras dos amigas europeas. Parques nacionales, pequeños y hermosos pueblos, gente amable y lugares maravillosos fueron algunos de los sitios visitados por estas muchachas. Acompáñenlas a disfrutar de este recorrido, que incluso contempla la visita a un pueblo que ya no existe y a una línea del Ecuador que no está, donde debe estar… Por Anna Wohlrab, alemana

ue el 5 de marzo de 2009, después de 6 meses en Chile trabajando en el hostal “Patio Suizo” de Santiago, cuando mi compañera de trabajo Simone (suiza), Maj (una amiga danesa) y yo le preguntamos a uno de nuestros jefes: “Oye Armin, ¿qué hay entre Santiago e Iquique que podamos visitar?”

Armin nos contó sobre un parque nacional en Chañaral que se llama Pan de Azúcar, así que decidimos comprar los billetes de bus para el día siguiente. ¡Esa noche cenamos con nuestros amigos, bebimos un pisco sour y nos fuimos con muchas ganas a Chañaral!

Después de unas 13 horas en bus finalmente llegamos y nos encontramos con…¡un pequeño pueblo sin nada! Bueno, pero como teníamos muchas ganas nos dijimos: “Antes de hacer apreciaciones, vamos a verlo”. Fue una buena decisión, porque el parque era asombroso. Éramos casi las únicas turistas. Dormimos en una tienda de campaña disfrutando de una puesta de sol inolvidable con un poquito de vino chileno, por supuesto.

Tras dos días, tomamos el bus hasta Iquique y mientras aguardábamos, alguien me robó la mochila. Mi cámara y dinero estaban dentro. En unos minutos llegaron al menos ocho policías, que eran casi más personas que las de todo el pueblo. Con ellos recorrimos Chañaral y encontramos mi mochila cerrada y con todas mis cosas dentro. ¡Asombroso!

Después de Iquique quisimos tomar el tren desde Calama hasta Uyuni, Bolivia, para hacer una ruta por el salar más grande del mundo. Lo que olvidamos fue que todo ocurre un “poquito más lento” en Sudamérica: cuando llegamos a la estación de trenes no había nadie, ni siquiera el tren, porque lo habían suspendido hacía más de tres meses. Sin embargo, no estaba escrito por ningún lado. Bueno, al final tomamos un bus.

Uyuni fue muy interesante, pero lo más loco que pasó allá fue que cuando hicimos el tour, encontré a una chica de mi escuela de Alemania. ¡Ella hizo el tour con el mismo grupo que yo! Ambas estábamos fascinadas con la belleza y dimensión del desierto. Otra vez Sudamérica nos impresionaba con su hermosura y variedad.

Ya en La Paz me encontré con una ciudad completamente diferente a todo lo que había visto en mi vida. Se pueden ver personas con su ropa tradicional al lado de hombres con trajes. Y cuando te vas a algún lado en taxi, ¡estás seguro de que o tú o alguien en la calle va a morir, ya que el tráfico es una locura!

Salimos una noche y bailamos mucho, pero después de un minuto siempre teníamos que hacer una pausa, porque La Paz está a gran altura y hay mucho menos oxígeno que en las regiones bajas, por eso siempre necesitábamos tomar una pausa para respirar.

A continuación nuestro destino fue Puno, Perú, para visitar las islas flotantes. Alguien nos invitó a su casa hecha de paja como todas las islas flotantes y nos explicó cómo viven e incluso nos dejó llevar la ropa tradicional de las habitantes de las islas. Me encantó la gente de Perú, siempre nos ayudaban y eran muy amables.

Volviendo de Cuzco (tras visitar Puno y Arequipa) quisimos ir a Pisco; después de 18 horas de viaje el bus nos dejó por alguna parte en el desierto. Encontramos un taxista y le dijimos que queríamos llegar a este pueblo. Él nos miró y dijo: “¡Chicas, hace dos años que hubo un terremoto que destruyó casi todo Pisco! Ustedes tienen que irse al Paracas, un pueblo al lado de Pisco”. El terremoto fue hace 2 años y nuestro Lonely Planet tenía 2,5 años…

Paracas era un pequeño pueblo súper lindo. Y excepto una vez cuando se rompió la llave de nuestra habitación y tuve que entrar trepando por la ventana, todo fue perfecto.

De allá seguimos hasta Lima, donde nos quedamos 10 días para tratar de relajarnos y asimilar todo lo que habíamos visto. Por desgracia Maj tuvo que volver a Dinamarca para trabajar. Pero Simone y yo continuamos el viaje.

Cuando quisimos entrar a Ecuador, tuvimos problemas porque los funcionarios de aduana de Perú ¡no nos habían timbrado el sello de salida! Entonces debimos esperar en la frontera unos 20 minutos para que ellos nos dijeran: “¡Ustedes no pueden ingresar!”. Pero un hombre se acercó y nos dijo que si teníamos 20 dólares se podía arreglar, con la condición de no volver más a Perú. Finalmente pagamos 17 dólares cada una y pudimos entrar a Ecuador.

Desde aquí nos dirigimos a conocer la famosa “mitad del mundo”, pero la verdad es que dicho lugar no corresponde, ¡ya que calcularon mal su ubicación! Pero cerca de ahí, donde sí está la mitad del mundo “auténtica”, hay un museo muy interesante y divertido.

De Quito volamos hasta Caracas, la capital de Venezuela. Sacamos dinero del cajero automático, lo cual fue un gran error, ya que en este país hay un mercado negro súper grande, porque el gobierno da pocos dólares y euros a la gente.

Entonces cuando llegamos a la Isla Margarita, en el Caribe, tuvimos que cambiar dinero con el dueño del hostal. Extrañamente, él nos mostró una tienda de ropa donde supuestamente se podía cambiar dinero. Ambas entramos a la tienda y el hombre vio que éramos europeas e inmediatamente dijo: “Vengan por acá”. Nos llevó a una habitación súper pequeña sólo para cambiar dinero. ¡Me sentí como una criminal!

En todo caso, la isla era un sueño. Era nuestra primera vez en el Caribe y no pudo ser mejor. Buceamos, conocimos a muchísima gente simpática, salimos de fiesta y disfrutábamos cada momento.

De Venezuela tuvimos un vuelo hasta Asunción, Paraguay, luego fuimos a Foz do Iguazú, Brasil, y Córdoba en Argentina. Mendoza fue la última estación del recorrido, motivo por el cual pensaba que iba a estar triste, ya que este viaje se había convertido en la cosa más magnífica y excitante de mi vida.

Pero cuando salí de Mendoza y conduje por Los Andes, sabiendo que iba a volver a mi Chile, a mi Santiago querido, sonreí durante las seis horas que duró esta travesía.

Panamá Parque Nacional Darién

Este bosque tropical se localiza al oriente del país, limítrofe con Colombia. Tiene una extensión de 579.000 hás, siendo el área natural protegida más grande de América Central y el Caribe. Fue creado en 1980 y nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981. Su prodigiosa naturaleza incluye montañas de más de 2.500 mts, extensos ríos navegables como el Tuira o el Chucunaque. Sus bosques albergan especies vegetales únicas en el mundo y animales de extraordinaria belleza como el jaguar y el águila harpía, el Ave Nacional de Panamá. Sus especies más comunes son el guacamayo, el loro y el tapir.

Desde Ciudad de Panamá (a una distancia de 325 kilómetros) se puede acceder vía aérea hasta la comunidad más cerca al parque, El Real. Si prefieres la aventura puedes trasladarte por carretera hasta la comunidad de Yaviza para luego ir hasta El Real en bote. Esta reserva alberga a los grupos indígenas kunas que habitan el norte del parque, en las poblaciones de Púcuro y Paya. También se encuentran los grupos indígenas emberá y wounaan.

Argentina Parque Nacional Iguazú

Este espectáculo único de la naturaleza, se originó hace unos 200 mil años, en el sitio que hoy se conoce como “Hito de las Tres Fronteras” (Argentina, Brasil y Paraguay), donde confluyen los ríos Iguazú y Paraná. El parque fue creado en Argentina en 1934 con el objetivo de conservar las Cataratas del Iguazú, así como la biodiversidad que las rodea. Emplazado en el norte de la provincia de Misiones, cuenta con una superficie aproximada de 67.000 hás y se encuentra a 17 kms de Puerto Iguazú.

Entre las especies en peligro de extinción que se albergan en el parque, deben citarse el yaguareté, el tapir, el ocelote, el oso hormiguero, las águilas selváticas y el yacaré overo. Es posible acceder a las cataratas por vía terrestre desde Argentina (también se puede llegar desde Brasil y Paraguay). Por ejemplo, se puede tomar la Ruta Nacional 12, desde Posadas hacia Iguazú, que va bordeando el río Paraná y pasa por las principales localidades de Misiones. Otra de las posibilidades es seguir la ruta 14, bordeando el río Uruguay. Por vía aérea, hay vuelos que llegan al Aeropuerto Internacional de Puerto Iguazú (Argentina) distante 7 kms.

Bolivia Parque Nacional Noel Kempff Mercado

Con una superficie de 91.400 kms2, este lugar se encuentra al noroeste del departamento de Santa Cruz, en la zona limítrofe con Brasil. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad el 13 de diciembre de 1991. Su particular belleza está formada por los grandes farellones y cataratas de la meseta Caparu. Entre las ecoregiones presentes destacan el bosque húmedo submontañoso, el bosque húmedo estacional en tierras bajas, el bosque ribereño y las sabanas del Cerrado.

Existen 2700 especies de plantas superiores registradas y además una gran diversidad de especies de orquídeas y comunidades florísticas típicas del Cerrado. Entre la fauna tiene especial importancia un conjunto de especies silvestres que se encuentran amenazadas en otras regiones del país como el ciervo de los pantanos, el jaguar, el mono tití, el marimono, el manechi, el caimán y el jaguar negro o pantera. En cuanto a las aves, se ha estimado la existencia de más de 600 especies. El parque cuenta con una excelente infraestructura turística, contando con áreas de camping. Se puede acceder vía área desde la ciudad de Santa Cruz.


feedback
nom@example.com
feedback
Active ton abonnement mensuel à VeinteMundos dès maintenant!
nom@example.com