Nuestro periodista es de origen venezolano, pero vive desde hace ya algún tiempo en Buenos Aires. Desde su país, supuso que al inmigrar a Argentina tendría que enfrentar problemas de varios tipos. Sin embargo, nunca imaginó que no iba a poder pagar un viaje en bus, aunque tuviera dinero en el bolsillo. Acompáñalo a descubrir lo difícil que resulta encontrar una simple moneda en esta enorme ciudad sudamericana.
Por Daniel Duque

n la capital argentina, todos los ciudadanos que nos movilizamos en colectivo padecemos por la escasez de monedas, muy necesarias para pagar el boleto.

Santiago Olivera, chofer de colectivo, nos aclara algunos puntos. “El transporte público en la Argentina está subsidiado por el Estado. Los pasajes son bien económicos y cada recorrido cuesta aproximadamente 30 centavos de dólar”. Olivera asegura que el problema de las monedas sólo ocurre en Buenos Aires, ya que en las otras ciudades se puede pagar el pasaje con billetes o con tarjetas.

“Las autoridades han comenzado a implementar el sistema de las tarjetas de pago electrónico en los colectivos, pero éste no se ha logrado validar ni en el 10% de las unidades. Supuestamente debería haber estado todo listo en noviembre del año pasado”, explica el conductor.

Casi siempre hay más de una manera para alcanzar un objetivo y en Buenos Aires toca avivarse para obtener las preciadas piezas de metal. Le pregunté a varios usuarios cómo hacen para encontrar monedas y estas fueron algunas de las respuestas que obtuvimos.

Luz Casares nos cuenta que cuando no tiene monedas procura tomar el subte, en el cual se puede pagar con billetes. Además, este sistema de transporte cuenta desde hace varios años con el servicio de monedero electrónico: el “subtecard”. Sin embargo, nos comenta que “aunque muchas veces el metro no llega a donde necesitas ir, o te hace dar una vuelta innecesaria”.

Las taquillas del metro son un buen lugar para conseguir monedas, pero los vendedores no cambian porque también les escasean, por lo cual se les debe comprar un boleto y así obtener el vuelto en sencillo. “El asunto es que te alcance para un pasaje, porque, por ejemplo, si pagás con un billete de dos pesos, el vuelto será de 90 centavos”, explica Casares. “Eso no es suficiente para tomar el colectivo, ya que la tarifa mínima es de 1,10 pesos”.

Sabías qué …
Colectivo es el nombre dado principalmente en la Argentina, además de en otros países hispanoparlantes, a los autobuses. Los colectivos de Buenos Aires representan una típica tradición porteña, y también son llamados coloquialmente con la palabra “bondi”. Su origen en la capital argentina se remonta al año 1928, en que un grupo de taxistas decidieron realizar un recorrido fijo anunciándolo con un cartel en su parte delantera y permitiendo subir a más de un pasajero.

Por la calle es muy común encontrar gente necesitada que pide “una monedita, por el amor de Dios”. Ellos son una rica fuente de monedas que bien se puede aprovechar. Si les das un billete de dos pesos, les puedes pedir que te den 1,50 y les dejas 50 centavos de limosna o de comisión por el servicio prestado.

Constanza Dossman, estudiante colombiana, quien reside hace dos años en Buenos Aires, agrega con picardía su propia técnica: “La otra forma, un poco más osada, consiste en cruzar la barda y limosnearle directamente a los transeúntes. Algunos amigos míos, incluso, han entrado a las iglesias para sustraer monedas ofrecidas a los santos”.

La opción oficial para conseguir monedas es ir a una entidad bancaria. Sin embargo, Federico Martínez, agente de un banco, señala que las instituciones abren sólo de 10 AM a 3 PM (atienden en horario corrido), y, por lo general, hay colas largas. “Nosotros sólo tenemos la obligación de dar 10 pesos en monedas por cliente”, dice.

A la salida del banco, un usuario nos cuenta que cada vez que está en la cola, reza para que le den más de 10 pesos. Pero muchas veces al llegar a la taquilla, el cajero le ha dicho que no tiene suficientes monedas y le da sólo 5 pesos.

Marina Piña, trabajadora de un supermercado afirma que “he hecho largas filas y tras ellas sólo me han dado dos monedas. Aunque hay días con suerte cuando he recibido 10 ó 20 pesos en monedas. En esos momentos sentía que se me abrió el cielo y me cantaron los ángeles”, bromea.

En Buenos Aires existen muchísimos kioscos. Esto se entiende bien por la adicción de los porteños a alfajores, cigarros, café y bebidas gaseosas. Sin embargo, aunque hay demasiados, éstos “desaparecen” en el momento que más los necesitas: cuando estás en la calle, debes tomar un bus y no tienes monedas.

Romano Paganini, estudiante suizo recién llegado a Buenos Aires, asegura que “en los kioscos no hacen el favor de cambiarte, por lo que debes comprar cualquier cosa. Incluso, hay un letrero escrito a mano en la ventanilla que dice: ‘No hay monedas’. Tienes que hacer como que no leíste y pides un chicle o algo barato. Cuando sacas tu billete debes calcular bien para que el cambio sea suficiente, pero muchas veces los vendedores te ofrecen caramelos como vuelto porque ¡no tienen monedas!”.

Paganini asegura que prácticamente hay que suplicarle al vendedor para que entregue monedas. “Increíble pero cierto. Hay que pedirle permiso al quiosquero para movilizarse. Si no lo logras, te toca ir a otro. Da rabia escuchar que no tienen monedas cuando se las has visto en la caja, pero de nada sirve discutir”, dice riendo.

Entrevistamos a varios quiosqueros y usuarios porteños para conocer su versión. Leonardo Benavides cuenta que mucha gente ahorra en monedas, y eso contribuye con la escasez. A la vez, sostiene que los supermercados coreanos o chinos también son grandes retenedores de monedas.

“Ellos incluso son capaces de cobrarte más barato, para no soltarlas. Son cientas las personas que trabajan como ‘money dealers’ y venden 90 pesos en monedas por 100 pesos en billete”.

El quiosquero nos cuenta que el año pasado aparecieron en una localidad del sur de Buenos Aires varios tanques con 5 millones de pesos en monedas, y nunca se supo cómo fueron a parar ahí… “Es un asunto misterioso, al igual que tantas otras cosas que ocurren en Buenos Aires”, afirma Benavides.

Elise Blue, oriunda de Estados Unidos y quien estudia en la capital, cuenta que “una de las primeras cosas que me enseñaron en esta ciudad fue a mentir, porque si alguien me pedía monedas, siempre tenía que decir que no tenía”.

Esta particular situación hace que las relaciones en la ciudad sean más hostiles. Es sabido que el dinero no hace la felicidad, pero en este caso podríamos decir que sí contribuye a acercarnos o alejarnos de la alegría.

Sabías qué…
La unidad de la moneda en Argentina es el “Peso”, desde el año 1992, y está subdividido en 100 centavos. Las denominaciones de las monedas son: 1 centavo, 5 centavos, 10 centavos, 25 centavos, 50 centavos y 1 peso. Las monedas de 5, 10, 25 y 50 centavos tienen dos versiones: las plateadas y las doradas. Los billetes de un peso fueron sustituidos en 1994 por monedas del mismo valor. En la actualidad, 1 dólar americano es el equivalente aproximado a 3,83 pesos argentinos.


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