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Pocas tradiciones son tan celebradas en la cultura costarricense como los topes. En esencia, un tope es una cabalgata que atraviesa zonas pobladas. Cada pueblo tiene uno, algunos dos y existen aquellos que tienen tres: el diurno, el nocturno y el pequeñito. El más importante de todos es el “Tope Nacional” y sucede todos los 26 de diciembre, en la ciudad capital San José, desde hace casi 80 años. De hecho, este evento es algo realmente sorprendente: es un gran grupo de caballos montados por jinetes espléndidos y otros…¡completamente ebrios!

Texto: Diego Bonifacio
País: Costa Rica

l Tope Nacional reúne a 5 mil jinetes de todo el país y muchos de ellos montan algunos de los caballos más imponentes del continente. Pero no solo eso. Esta celebración convoca también a más de medio millón de espectadores que se reúnen al borde del recorrido para disfrutar del acontecimiento. El tope es tradición, cultura equina y ganadera, pero también es comercio y celebración.

“Los topes nacen en la época de los 40, cuando el ganado se traía arreado desde las fincas de Guanacaste”, cuenta Rafael Oreamuno, amante de la ganadería y quien vive de la siembra del heno para alimentar ganado. “Traían toros cimarrones para entretener las fiestas de fin de año. Animales salvajes que casi no habían visto personas, que corrían y corrían. Se levantaban a cinco o siete personas a la vez. La gente salía de todos lados, se reunía en el Paseo Colón y se iba a caballo a toparse con el ganado al puente del río Virilla. Por eso le dicen tope”, explica Rafael.

Cabe destacar que los ticos no matan toros, los montan y los sueltan en redondeles llenos de gente. “Había un toro famoso que se llamaba el ‘Batalla’. Tenía la particularidad que cuando se fijaba en alguien no paraba hasta agarrarlo”, señala Rafael.

Rafael vive en la casa que da al camino del arreo, vía que utilizaban los ganaderos con sus animales desde Guanacaste. “En aquellos años antes del tren, uno podía tardar quince días en llegar a la capital”, cuenta. Hoy, el viaje se hace en camión y dura menos de seis horas.

Los toros siguen formando parte de las celebraciones pero no de los topes. Estos se han convertido en actividades de día, tarde o noche, con caballos de todas las razas y colores, razas puras o “salchichones” como les dicen a los caballos de poco pedigrí.

Cambio radical

En los años noventa, la tradición dio un giro inesperado. Los topes se convirtieron en una oportunidad para embriagarse en exceso. La inversión de grandes empresas ayudó a masificar los eventos y a atraer a personas que no participaban de actividades ganaderas.

Un jinete borracho en medio de una multitud es un problema serio. Que el jinete se caiga es lo menos grave que puede pasar: el caballo es un animal pesado, con fuerza y con instinto. Puede atropellar a los espectadores, alterar a otros caballos y provocar un accidente masivo.

En 2013 las cosas iban a ser diferentes, contó un oficial de policía. “No vamos a permitir que la gente tome ni fume”, dijo. Pero mientras enunciaba estas palabras, un jinete pasaba atrás con un cigarrillo en la boca y un termo, probablemente estaba tomando whisky o ron…

La bebida tradicional de Costa Rica es el guaro (ver recuadro), un destilado con alto grado alcohólico y bajo precio. En estas actividades es común ver guaro de contrabando. Es guaro casero y como dicta la tradición, seguramente lo cargan en una bota. “Tenemos la orden de confiscar bebidas alcohólicas y cigarrillo,” agregó el oficial. Le faltó decir, “supuestamente”.

Elegantes y guapos

En el tope del año pasado habían muchísimos policías. Uno cada cinco metros de cada lado de la calle durante los 4 km del recorrido. Estaban ahí para preservar el orden. Caras serias y relajadas, seguramente conteniendo las ganas de estar a caballo y con una cerveza bien fría en la mano. El tope corre en la sangre de los costarricenses.

La formalidad del evento la da una línea de nueve jinetes vistiendo saco rojo, con botones dorados y sombrero negro. Es el traje de gala de la policía montada, quienes cabalgan caballos criollos costarricenses, animales altos, cafés, con fuerza y vigor.

Atrás de ellos aparece un jinete con sombrero mexicano y traje de torero. Con una mano dirige al caballo blanco de raza española y con la otra lleva el micrófono que amplifica su voz desde un camión que lo acompaña con parlantes gigantes. Y aunque es una canción mexicana, la gente la canta. Las mujeres gritan, porque el jinete es apuesto. Éste sonríe y coquetea dirigiendo al equino con paso alto y sofisticado de lado a lado de la calle.

Las mujeres le gritan, “¡rico!”, los hombres miran a sus mujeres pero también a las que vienen a caballo. Los niños buscan la oportunidad de acariciar uno de estos animales peludos. La fiesta acaba de comenzar.

Los peatones se amontonan en las esquinas donde normalmente esperarían la luz verde y se lanzan en medio de los caballos cuando ven espacio. En un par de horas, la labor de estos policías será detener el flujo de animales para que los peatones puedan cruzar.

Desfile y… venta

Luego de la música aparecen las haciendas y los criaderos principales del país. La gente que vive de esto y para esto. Animales adiestrados para exhibir su belleza y nada más. Equinos que cuestan 58 mil dólares sin contemplar el costo de mantenerlos, entrenarlos y vestirlos.

Esta es una actividad que existe por sí misma: caballos criados y amaestrados para desfilar por los topes para luego ser vendidos. Altos, musculosos, de pelo negro brillante, montados por mujeres igual de bellas y voluptuosas. Este es un mundo machista. Es marketing. El momento para presumir de la destreza de los animales, de la capacidad de los criaderos y del buen gusto.

Los hombres visten camisa a cuadros, pantalones de mezclilla, hebillas de metales. Las mujeres utilizan lo mismo pero con pantalones apretados y camisas escotadas. Un buen sombrero y unas buenas gafas de sol son fundamentales.

De acuerdo a los periódicos, en 2013 participaron más de cinco mil jinetes y unas 600 mil personas llegaron a ver el evento. No es un día feriado, pero la mayoría de las personas están de vacaciones. Y los que trabajan en San José no tienen más remedio que cerrar temprano: las calles se saturan, los buses se interrumpen y circular se hacen imposible.

Están los que ven este evento como una oportunidad comercial. Los que venden sombreros a diez dólares, de todos los tamaños y colores. Los de cuero real pueden costar unos $25 si los negocian bien. También están los que venden bebidas frías, bolsas de comida chatarra y el que venden las sillas plásticas para sentarse. Estás cuestan $5 y aunque uno les diga que no varias veces, eventualmente los pies se cansan.

Para disfrutar un tope, hay que llegar temprano. Esa es la clave para agarrar un buen puesto, con buena vista, sombra y con baño cerca. Esto es fundamental. Segundo, llevar una hielera con agua y algo para comer. Son muchas las horas y hay poca comida. Finalmente, y tal vez lo más importante, ir con un buen grupo de amigos para reírse y divertirse.

El guaro

Es la bebida alcohólica tradicional de Costa Rica y muy común en otros países de Centroamérica.

Es un destilado de la caña de azúcar y tiene un sabor ligero, como el vodka, pero es dulce como el aguardiente de Colombia.

Cuando los costarricenses dicen “vamos a tomar guaro”, se refieren a cualquier tipo de bebida alcohólica.

Las mezclas más populares incluyen guaro sour; guaro con club soda (agua carbonatada) y una pizca de limón; guaro y jugo de naranja. En los últimos años se puso de moda mezclarlo con polvo de Orchata (una bebida tradicional a base de arroz y maíz). Lo llaman Orpacha.

La receta para un guaro sour es: 1.5 oz y media de guaro, 2 oz de limón, media cucharada de limón y unos trozos de limón para decorar.









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Versión Principiantes – A2


El Tope: Cabalgata y mucha juerga.


Costa Rica celebra cada 26 de diciembre un festival ganadero y equino que deleita a toda la gente: los Topes. Es el momento del año en el que los caballos, elegantes e imponentes, desfilan por las principales calles de San José y otras ciudades del país. Es literalmente, una gran cabalgata.

El nombre es porque años atrás – en la década del 40- las personas iban hasta el río a “toparse” con los caballos que venían de las haciendas. Después entraban a la ciudad para participar en el Tope Nacional. Junto con los caballos llevaban toros cimarrones, que eran soltados en redondeles con el fin de ser domados por la gente.

Hoy en día, la tradición comienza con un jinete cantando rancheras. Luego, unos 5 mil jinetes entran a las calles, luciendo camisas a cuadros, montados sobre recios equinos, altos, musculosos y elegantes. Todo con el fin de exhibir a los caballos para luego venderlos (algunos llegan a costar 58 mil dólares).

Para disfrutar de esta actividad se recomienda llegar temprano al Paseo Colón, conseguir un buen puesto, tener comida y algo muy frío para beber. Pero por sobre todo, ir con amigos para pasar un divertido día.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

El Tope: cabalgata y mucha juerga

Quiz

 

Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

B1 ‘ Perífrasis Acabar + gerundio .

C2 ‘Adjetivos con régimen preposicional 1 . .

Vocabulario

El tope

Vocabulario Resumen .

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