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Hacer un voluntariado en el extranjero ¿será capaz de cambiar por completo tu vida? ¿Tú qué crees? Sin lugar a dudas, es un tema complejo e interesante. ¿Qué esperarías de la experiencia de voluntariado en un país que no conoces? No es fácil llegar a un lugar dónde hablan una lengua que no es la tuya, a miles de kilómetros de tu país natal y en un contexto completamente distinto al tuyo. Sin duda debe haber algunas sorpresas, pero no te espantes, mejor… ¡averigüémoslo!

Texto: Margarita Rodríguez Ornelas
País: México

ncontables veces he pensado realizar un trabajo voluntario en el extranjero. Dudo mucho respecto al lugar y el tipo de trabajo que quiero hacer. Pero lo que más me detiene es el miedo.¡Sí, el miedo! Sobre todo en el extranjero: el miedo a no poder comunicarme; a no poder entender lo que me dicen; al clima; a la forma de ser de las personas. El miedo a no poder adaptarme.

Aquí en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, donde vivo, existen muchas asociaciones civiles que desarrollan diversos programas de trabajo: salud, educación ambiental, apoyo a pequeños productores de café, derechos humanos, educación con niños y jóvenes, y derechos de las mujeres, entre otros.

Estas organizaciones cuentan con programas de trabajo para personas que quieren realizar un voluntariado. Los jóvenes entablan una relación de colaboración, tanto con los facilitadores de las actividades como con los usuarios de las organizaciones. Algunas veces trabajan en zonas rurales. De esta manera conocen el contexto en el que viven, las realidades, necesidades e intereses de las personas con quienes trabajan.

Pero, ¿quiénes son los que se atreven a vivir esta experiencia?, ¿qué les ha dejado el voluntariado? Siguiendo estas preguntas me he dado a la tarea de buscarlos.

Motivaciones

Mi misión es averiguar si esta experiencia realmente es así de difícil o suceden cosas inimaginables que no podría experimentar de otra manera que realizando un trabajo voluntario. Conozcamos a algunos de ellos: Carolin Dolzer (19 años, Austria); Raoul Buke (22 años, Alemania); y Céline Le Bloa (26 años, Francia).

Para Céline todo comenzó por la curiosidad de conocer América Latina. Pensó primero en irse a Cuba pero era un poco más complicado. Después de hacer una amplia búsqueda por internet llegó a México. “Lo que me motivó a realizar el voluntariado fue aprender el español y poder trabajar en una organización con niños”, cuenta.

El caso de Raoul fue un poco diferente. “Ya había leído y escuchado del arte en México. La pintura de Frida Kalho y Diego Rivera. También me llamó la atención la historia de los zapatistas, de la revolución mexicana. Eso fue suficiente. Yo quería ir a México, nunca lo dudé”.

Carolin fue más osada. “Hice la preparatoria y no sabía qué estudiar; sabía de las universidades y los programas pero no sabía dónde estaba mi interés principal. Tenía amigas que habían realizado un voluntariado en África y me parecía una buena idea. Lo comenté con mis padres y me dijeron que estaba loca. Ya había estudiado un poco de español; pensé en Perú y Chile, pero me enteré de una organización en Chiapas. Les escribí, me puse de acuerdo con ellos y volé en agosto”.

Impresiones y dificultades

Para Céline unas de las primeras cosas “chuscas” que vio en México fueron los camiones. “En Europa no tienen narices adelante. Eso me pareció muy curioso; me sentía como en una película”.

Al llegar al aeropuerto del DF, Raoul recuerda: “Vi que Ciudad de México no tenía fin. Era impresionante. En San Cristóbal me impresionó la lluvia, la primera noche me mojé mucho, era muy fuerte”.

Por su parte Carolin rememora que justo un día después de llegar a México, tuvo que pasar por el mercado. “¡Nunca, pero nunca en toda mi vida, había visto un mercado así! Yo no sabía que algo así existía… entré y ahí estaba la música, la gente, los pollos en las manos. Me preguntaron: “¡¿Quieres comprar un pollo?!”

Las mayores dificultades y choques culturales que tuvieron fueron diversos. Para Céline fue el idioma. Al principio fue complicado, pues no hablaba mucho español y algunas personas hablaban demasiado rápido. “Me molestaba que la gente fuera muy cercana, tanto en espacio como en el trato. Cuando saludabas o te despedías, te besaban y te abrazaban cuando ni siquiera te conocían. Pero aprendí que así es la gente, su cultura. Te tratan como familia, aunque no sabes mucho de ellos”, agrega Carolin.

Uno de los problemas culturales más fuertes para Raoul fue el reflexionar sobre sus propios privilegios. “Tenía una realidad muy diferente, privilegiada. Podía moverme por el mundo con facilidad. Son situaciones injustas.

Anécdotas favoritas

Respecto al trabajo que realizaban recuerdan sus mejores momentos. “Cuando estábamos en el huerto con los niños, sembrábamos cebolla, frijoles, cilantro y eso les gustaba mucho. Trabajaban muy bien y muy duro”, relata Carolin. “Después de cosechar teníamos una merienda, pero antes de comerla nos sentábamos en círculo y dábamos gracias a la naturaleza por darnos las frutas para estar saludables y fuertes”.

En el caso de Céline, ella hizo un proyecto con los niños trabajadores de las calles para que ellos y sus familias vendieran sus productos en otros países. “Eran muy maduros para sus edades. Tenían ideas muy concretas sobre su situación, su trabajo y sus vidas. Eran niños de tan solo 10 a14 años”.

El trabajo que realizaba Raoul era un poco diferente, educación alternativa. “Una de las experiencia más bonitas que tuve con los niños fue cuando arreglábamos el jardín. Ahí poníamos música metal. Recuerdo que había un pequeño que peleaba mucho pero ponía toda su energía para trabajar la tierra, tanto que después del trabajo se tranquilizaba muchísimo”.

De acuerdo a los voluntarios, las experiencias realmente les cambiaron la vida: aprendieron la lengua, experimentaron una nueva forma de ver el mundo y conocieron una cultura diferente. “Tuve el sentimiento de conocerme mejor a mí misma”, explica Carolin. “No había tenido experiencias y situaciones en donde yo tenía que llegar a mis límites de tolerancia. Todo es nuevo, no conoces nada. No sabes cómo son las personas. Pero estás ahí y no puedes correr de cada situación; la tienes que afrontar”.

Algunos establecieron relaciones tan estrechas con el lugar y las personas que no deseaban regresar a sus países. Lo que más extrañan, dicen, son los niños y las amistades que tuvieron. “Extraño a los pequeños, las personas con quienes trabajé, a las que había conocido, el bosque, las caminatas, el teatro, la cuidad. Era realmente increíble; extraño mucho estar ahí”, señala Céline.

Raoul por su parte nos dice: “Extraño mucho la alegría y el contacto de la gente. Aquí en Alemania son muy duros, serios, no se ríen tanto. Había muchas barreras y fronteras que no quería cruzar en Alemania. Ahora ya lo acepté y pude encontrar un espacio para mí”.

Raoul ya visitó por segunda vez Centroamérica y México; Céline planea regresar en cuanto tenga vacaciones y Carolin está segura que vendrá este año en Navidad.

Algunos datos

- En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, existen 10 organizaciones que tienen programas de voluntariado. La mayoría de los voluntarios son jóvenes extranjeros que tienen entre 18 y 29 años.

- Los voluntarios además de mejorar su español buscan tener una experiencia en el país para conocer más su realidad y la gente.

- Los jóvenes voluntarios tienen esta experiencia antes de proseguir con sus estudios universitarios o después de acabarlos.

- El tiempo promedio de voluntariado es de 3 meses a 1 año.

- Algunas de las asociaciones son: Melel Xojobal; Sueniños; Fundación Yirtrak AC (“Escuela de vida pingüinos); El Ingenio; y Germinalia AC.







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Versión Principiantes – A2


Voluntariado en Chiapas, una experiencia inolvidable.


Ser voluntario en el extranjero es una decisión que cambia la vida de las personas que lo hacen. A continuación leerás la historia de tres jóvenes que decidieron viajar a Chiapas (México) a trabajar con diferentes organizaciones.

Carolin Dolzer: 19 años; Austria.
-Ella al no saber qué estudiar decide hacer un voluntariado. Piensa primero en Perú o Chile, pero termina yendo a México porque le gustó la organización en Chiapas.
-Le impresionó su primera visita al mercado.
-Le gustó el trabajo en la huerta con los niños y sentarse a comer la merienda con ellos.
-Aprendió mucho de ella misma en esta experiencia; aprendió a ser más tolerante.


Raoul: 22 años; Alemania.
-Él ya conocía algunas cosas de México y quería visitar el país.
-Le impresionó la llegada a México D.F: “La ciudad no tenía fin, era impresionante”.
-Lo más difícil para Raoul fue darse cuenta de los privilegios que él tiene, el mundo le pareció injusto.
-Lo que más le gustó fue el trabajo con los niños en el jardín.
-Extraña la alegría de la gente, la cercanía entre todos.


Céline Le Bloa: 26 años; Francia.
-Su principal motivación fue aprender español y trabajar con niños.
-Le impresionaron mucho los camiones, porque tenían “narices”, eso en Europa no es común.
-Lo más difícil fue el idioma. También que la gente la bese y abrace sin casi conocerla.
-Le impresionó que los niños de la calle fueran tan maduros y tan claros en su visión del mundo.
-Extraña mucho a los niños y sus colegas.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

Valuntariado en Chiapas

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Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A2 ‘ Todos y Cada .

C1 ‘Expresiones temporales con infinitivo . .

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