El servicio de taxis en Venezuela, es uno de los medios más cómodos, seguros y costosos para recorrer el país. Hay diferentes tipos de servicios: locales, interurbanos, particulares y los llamados de línea, que pertenecen a una asociación. Hay empresas de taxis en las principales ciudades del país, y muchas de ellas trabajan las 24 horas del día. A continuación, te invitamos a conocer las anécdotas que nos cuentan los taxistas que recorren diariamente las calles de esta capital caribeña.
Por Daniel Duque

Este no es un hotel
Kelvis Malavé
Trabajo como taxista en la línea de un centro comercial desde 2004. Soy caraqueño. En la parte de atrás de los apoyacabezas delanteros tengo dos letreros que dicen: “Prohibido fumar, beber y hacer actos indecentes”. Sin embargo, hay personas que pasan todo el día en la oficina o en el centro comercial y quieren agarrar el taxi como hotel y hacer todo lo que les da la gana. Una noche se subió una pareja y me pidieron que los llevara a un club que queda lejos, con dirección a la carretera Panamericana. Desde que se sentaron comenzaron a besarse sin parar; incluso, hasta se empañaron los vidrios. Les dije que esperaran a llegar a su destino. La muchacha se molestó y me respondió a los gritos que ellos estaban pagando un servicio. Le contesté que era cierto, pero que era un servicio de traslado, que no estaban pagando un servicio de hotel o de habitación. Ella se enojó más y se subió sobre las piernas del tipo. Cuando observé eso, decidí bajarlos del auto y dejarlos en plena autopista. Así lo hice.

 

Caracas insegura
Henry Jesús Rincón
Soy de Maracay. Tengo dos años trabajando como mototaxista en Chacao, pequeña localidad ubicada muy cerca de Caracas. Me han pasado muchas cosas desde que estoy en esta profesión. Hace poco subí a un pasajero que era un ladrón. Cuando íbamos en plena vía me dio un cachazo en la cabeza. Quedé como loco. Me dijo que me estacionara y dejara pegadas las llaves de la moto. Tuve que echarme a la orilla porque estaba mareado. Por suerte, justo detrás de mí venían unos policías y lo agarraron. Eso es Caracas. De hecho, recientemente pasé cerca de las dependencias de la Policía de Baruta, donde había una manifestación porque mataron a un estudiante. Todos sus compañeros estaban allí reclamando. Cuando pasé, me confundieron con un policía y me lanzaron una botella; menos mal que no me pegaron

 

Un milagro; bueno, dos
Teodoro Honorós
Unos señores que parecían evangélicos me solicitaron que los llevara. Se subieron y a la esquina me pidieron que parara, porque el señor que estaba allí era su tío y lo querían llevar. Sospeché, pero dije: “Si es su familia, móntelo”. Cuando se subió y cerró la puerta me dio un escalofrío. De pronto, uno de ellos señaló: “Tranquilo viejo, esto es un atraco”. Como era la primera vez que me pasaba, levanté las manos. Me pidieron que las bajara inmediatamente y que me estacionara. Comenzaron a revisar mi carro y cuando vieron una bíblia que tenía en la guantera les dije: “No se metan con eso que es sagrado”. Gritaron que me callara o me metían una granada en la boca. Me amarraron las manos y me vendaron los ojos. Me puse a rezar porque vi la muerte cerquita. Me lanzaron a la calle. Como no podía ver, sentía que los autos me pasaban por el lado. Pedí auxilio, pero nadie paró. Hasta que tropecé con unas vigas y con ellas me pude desatar las manos. Corrí a un hotel que estaba cerca y un taxista me ayudó. A la semana recuperé mi carro.

 

Cariñitos
Boris Marín
Tengo 33 años y soy mototaxista. Tengo sólo un año trabajando en esto. Soy de San Cristóbal. Un día un muchacho me pidió que lo llevara. Estaba vestido de forma un poco estrafalaria. Cuando se subió, me preguntó si quería escuchar música. Le dije que sí. Y sacó sus audífonos y me puso en uno de mis oídos la canción “Living la vida loca” de Ricky Martin. En eso, cuando comenzamos a andar esquivando los autos, porque había una tremenda tranca, de pronto sentí algo extraño. El pasajero me estaba agarrando la cintura y comenzó a acariciarme; instantes después, me recostó el mentón en la espalda. Me puse muy incómodo y me estacioné a un costado de la vía. Le di su audífono y le pregunté qué le pasaba. Me respondió con una pregunta: “¿No te gusta que te den cariñitos?”. Allí entendí todo. Me fui y lo dejé allí en plena Avenida Libertador.

 

Curiosidades - En Venezuela los taxistas no trabajan con taxímetro, sino que acuerdan con el pasajero la tarifa según el destino solicitado. Siempre se puede negociar con ellos para bajar el precio. - Las tarifas son muy caras a pesar de que en Venezuela la gasolina es muy barata, incluso más que el agua. Por esa razón nadie les deja propina. - Los mototaxistas surgieron hace casi una década y son cada vez más comunes, debido a las grandes trancas que se presentan en las calles, sobre todo a las horas pico. No es muy seguro andar en ellos, porque van muy rápido y no respetan las normas de tránsito, aunque muchas veces son la única alternativa para llegar a tiempo. - Hay aproximadamente 30 mil taxistas en Caracas.


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