A pesar de que cuenta con sólo 38 años de existencia oficial como deporte, el enduro ecuestre es una disciplina que presenta un gran desarrollo a nivel mundial. Básicamente, consiste en una prueba de velocidad y compenetración entre hombre y caballo, que se realiza a campo traviesa. Es así como los numerosos terrenos que sirven como escenarios de los circuitos, en donde abunda la vegetación y diversidad de paisajes, han convertido a Chile en un país ideal para la práctica de esta actividad.
Por Giancarlo Grondona

l enduro ecuestre es una carrera contrarreloj en la cual los binomios deben recorrer un circuito en terrenos rurales. Obstáculos naturales como riachuelos, diversos tipos de piedras y cerros aparecen constantemente. Pero también es importante tener una estrategia para afrontar las rutas, de manera de evitar que el caballo se exija mucho físicamente. De hacerlo, los tipos de castigo van desde la pérdida de puntos hasta la descalificación del participante.

Sus orígenes vienen de EE.UU., en la década de 1950. La primera asociación de la especialidad fue fundada en 1972. Sin embargo, en Chile, hasta el año 1994, el enduro ecuestre era prácticamente desconocido: sólo 20 competidores y un campeonato que tenía apenas dos fechas.

Hoy, las cuatro categorías existentes (40, 60, 80 y 120 kms) tienen versiones para adultos y junior e incluyen un promedio de 190 parejas y ocho fechas del circuito nacional. Indudablemente, este deporte ha vivido un notable crecimiento en la nación sudamericana.

De acuerdo con Haydée Humeres, gerenta de la Asociación Chilena de Enduro Ecuestre, “la clave del crecimiento ha sido la aplicación del reglamento internacional. Ello permite lograr una base deportiva sólida, dando seriedad y seguridad a quienes practican el deporte”.

Fue el destacado jinete local Antonio Llompart, ex presidente de la asociación, quien impulsó este deporte, recuerda Elizabeth Huyghe, jueza nacional de enduro ecuestre. “Tenía un criadero de caballos árabes y debido a que la actividad favorece a los equinos de esta raza, en Brasil conoció de lleno este tipo de enduro. A raíz de contactos en ese país sudamericano y EE.UU., trajo este deporte a Chile”.

Prueba de ello, es que Chile será el anfitrión del torneo Panamericano de 2011, aprovechando los variados terrenos, ideales para la práctica de la disciplina ecuestre a lo largo del país.

América Latina y el mundo

Lugares como Los Vilos (zona norte), Santo Domingo, Ritoque (zona centro), Villarrica y la Patagonia (zona sur) se utilizan cada año para las competencias, lo que marca una importante diferencia dentro de América Latina. Además, la mayoría de las localidades tienen como característica común la presencia de pendientes, asevera Huyghe, quien además fue vicepresidenta de la asociación.

Según afirma Atilio Costa, juez argentino de la Federación Ecuestre Internacional, en otros países latinoamericanos “las superficies generalmente no se parecen a las chilenas. Está el caso de Argentina, donde se corre en la pampa húmeda, o sea, en el llano. En Brasil los terrenos son como los de acá, aunque presentan altas cantidades de arcilla, dificultando bastante los certámenes en días lluviosos”.

Costa añade que los circuitos chilenos se parecen a los franceses y estadounidenses en lo que se refiere a su superficie: en estos dos últimos países se privilegian terrenos montañosos; en Chile dominan los cerros.

En cuanto al desarrollo del deporte en la región, el juez cree que Argentina (potencia mundial en disciplinas ecuestres), Uruguay y Chile son los países líderes. “Hay una segunda línea compuesta por Brasil, Colombia, Guatemala y El Salvador, naciones que no han logrado despegar debido a diversas razones, entre las que se cuentan la falta de terrenos y de difusión”.

La realidad de naciones con tradición en el enduro ecuestre es diferente. Humeres plantea que “el profesionalismo de este deporte en EE.UU., Francia, Alemania, Nueva Zelanda y España, debido en parte a la presencia de auspiciadores, permite a los clubes trabajar con varios caballos a la vez. Esto no ocurre en Latinoamérica, donde se vive una realidad amateur, aunque existen ejemplares de un nivel similar al de estas naciones”.

Costa asegura que es tanto el nivel de recursos económicos en los países árabes de Medio Oriente, como Arabia Saudita o Qatar, que los jeques dueños de algunos haras compiten y dejan el resto de los animales para jinetes profesionales.

En el ámbito nacional, existen familias tradicionales chilenas dedicadas a la crianza de caballos cuyo destino es competir. “Estos criaderos seleccionan las mejores líneas de sangre para obtener animales que se adapten a las altas exigencias de la disciplina”, declara Humeres. También revela que “invierten en importar excelentes yeguas madres y potros de primer nivel, que llegan de los torneos más importantes de Europa”.

Chile aún está lejos de la realidad del primer mundo del enduro ecuestre y el ambiente se parece más al de una reunión familiar: destaca mucho la camaradería y hasta es posible ver niños galopando.

PROTECCIÓN DEL CABALLO

Durante el desarrollo de una competencia, llama la atención la carpa que agrupa a los médicos veterinarios. Éstos aguardan a que los caballos completen las distintas fases de las carreras para tomarles el pulso. Una vez que ha vuelto a las pulsaciones normales (60 por minuto), debe acudir a la vet check. “Esto consiste en la revisión de hidratación, de que el sistema metábolico se encuentre en buenas condiciones, del ritmo cardíaco y de la frecuencia respiratoria”, explica la médico veterinaria Gloria Apiolaza. “También se debe asegurar que el animal no tenga alguna herida importante que le impida correr o sufra dolor en la espalda”.


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