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Roberto Mamani Mamani es un pintor boliviano autodidacta con más de tres décadas de trayectoria. Es reconocido a nivel internacional por sus cuadros llenos de colores que retratan las costumbres, actividades y personas de la cultura andina de Bolivia. En sus series, destaca la Pachamama como su principal inspiración. Su arte ha recorrido el mundo, desde Corea del Sur hasta Colombia. Ahora, busca el récord mundial del mural más grande, con su obra plasmada en las paredes de edificios de 12 pisos de un condominio de la ciudad de El Alto.

Por: Milen Saavedra
País: Bolivia

oberto Mamani Mamani tiene 53 años y hace 35 que es pintor. Aprendió este arte por su cuenta, sin profesores ni academias. Hoy es uno de los artistas bolivianos más reconocidos a nivel nacional e internacional. Su obra se caracteriza por presentar colores fuertes y brillantes. Además, una de sus temáticas más recurrentes es la Pachamama, venerada por los pobladores del altiplano boliviano.

Mamani abre las puertas de su galería, ubicada en La Paz, para esta entrevista. Está llena de sus cuadros, esculturas y tarjetas con sus pinturas. Saluda y envía la energía de Los Andes para los visitantes. “Desde muy niño empecé a pintar con el carbón; mi madre y mi abuela cocinaban con leña en el fogón. He ido aprendiendo eso con mi awicha. Siempre la menciono a ella, porque era leedora de las hojas de coca y una gran tejedora. Entonces, espiritualmente, de ella recibí las lecciones de cómo ser andino”, cuenta.

Mamani nació el 6 de diciembre de 1962, en Cochabamba. Sus padres eran oriundos de la zona del lago Titicaca. Por eso su arte se nutre de las culturas quechua y aymara. “Mi padre va llevándome por diferentes ciudades de Bolivia: Oruro, Cochabamba, Potosí y Sucre. Entonces, ese mundo de mi niñez y adolescencia hace que haya asumido bien fuerte estas culturas que han hecho crecer mucho más ese ser andino dentro de mí. Ese es el estilo y la visión que mantengo, lo que siento y creo que va a ser imborrable”, agrega.

Por eso, seguir las costumbres andinas, entre ellas, bailar las danzas mayores como la morenada o chutas, ofrecer una wajta u ofrenda a la Pachamama, es parte importante de la vida cotidiana de Mamani y también de su obra.

Su obra es tan reconocida y respetada en el país que varias fraternidades de morenada han escogido sus pinturas para usarlas en sus trajes, sobre todo en las mantas de las cholas.

El camino del pintor

Aunque empezó a pintar desde niño, fue en la adolescencia que Mamani decidió dedicarse definitivamente a este arte.

Ya lo tenía claro. A mis 15 años había ganado un par de premios, uno de la Unesco y otro en el Salón Pedro Domingo Murillo y sabía lo que tenía que hacer. Estaba todo en la cabeza. Hasta ahora digo que tengo tanto que está dentro de mí que van a faltarme vidas para poder hacer todo lo que deseo. Eso no se cambia porque es la esencia de lo que soy, de mi cultura, de mi identidad, de los bailes, de las ritualidades, de las ofrendas”, explica.

Y es esa esencia la que inspira los cuadros de Mamani. Él mismo asegura que los achachilas lo enviaron para que plasme en cuadros la identidad de la cultura boliviana. “Siempre me dicen cómo o de dónde salió Mamani Mamani. Les digo que seguramente los dioses, los achachilas, los apus, los seres de las montañas se reunieron y dijeron que yo lleve los colores de los Andes al mundo”, enfatiza.

Ese propósito, asegura el pintor, se está cumpliendo. Sus obras han recorrido galerías de países como Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Venezuela, Cuba, México, Canadá, Estados Unidos, Japón, Alemania, Dinamarca, España, Holanda, Australia, Italia, Francia e Inglaterra. En estos recorridos, además de presentar sus pinturas, da clases a personas de todas las edades.

Una de las obras que más recuerda es el mural “Pachamama, lo Mágico y Sagrado Andino Amazónico”, en el Centro Cultural Simón Bolívar, de la ciudad de Bogotá. Tiene una dimensión de 20×15 metros y retrata la tierra, la naturaleza, la vida, el alimento y la sabiduría.

“Creo que ha dejado un testimonio fundamental para Colombia. Pienso que es verdad todo ese sueño de los dioses que dicen que Mamani tiene que pintar. Es el ayni: dar y recibir. Esa es la palabra mágica, de tanto dar empiezas a recibir. Tengo varias invitaciones a diferentes partes y creo que es por todo un trabajo que he ido forjando paso a paso”, cuenta.

La identidad y lo femenino

El estilo pictórico de Mamani ha cambiado poco durante su trayectoria. El pintor comenta que es difícil mantenerlo, pero lo logra gracias a que se mantiene fiel a su identidad andina. “Hemos hecho un estilo que se ha ido construyendo, se ha ido tejiendo”, apunta y mira sus cuadros.

En las obras, destacan varias series dedicadas a la Madre Tierra y también a la mujer, a las abuelas y a las maternidades. Mamani atribuye esta constante a la influencia de su abuela. “Es la fuerte presencia de haber estado constantemente con mi awicha. La mujer ha sido muy fuerte en todas estas vivencias que he tenido. El ser femenino es para mí fundamental; es inspiración, equilibrio y alimentación. Mi obra está contundentemente dedicada a ellas. Tengo la visión y la esencia del ser andino con respecto a la Madre Tierra. Creo que eso me ha hecho un ser más sensible”, asegura.

En busca del récord

Recientemente, Mamani trabajó junto a una treintena de colaboradores en la realización de 14 murales de gran tamaño en siete edificios de un condominio en El Alto. Con esta obra, el artista busca conseguir un récord mundial.

“Este megaproyecto es el más importante de mi vida. Son más de 10 mil metros2 que están plasmados. Ha sido titánico, un desafío, no solamente para mí como artista sino como un desafío de vida porque no creo que se dé otro trabajo con estas mismas características. Además tiene un concepto importante para la comunidad, para la gente que vive ahí, para nuestra identidad”, explica.

Mamani detalla que las imágenes y los colores de los murales no fueron elegidos al azar, ni son solo decorativas. Cada una tiene un propósito y un motivo pues están dedicadas, una por una, a la abuela, la Pachamama, los niños, el Chacha-Warmi (hombre-mujer), el amauta y la cruz andina.

“Las personas que vivan en cada edificio van a sentir la esencia profunda de ese símbolo que culturalmente dice algo. Ese concepto es un aporte no solamente a nivel de arquitectura o de muralismos, sino también un aporte de conocimiento, de sabiduría. Eso lo hace mucho más importante”, agrega.

La emoción y el orgullo del pintor por esta obra no solo se limitan a los murales, sino al conjunto del condominio y la unidad que las imágenes pueden generar en los habitantes. “En el centro, en el ‘taypi’, hemos hecho una cruz andina. También hice una hoja de coca en metal que simboliza a la familia. La hoja no solo representa para el ser andino su supervivencia, sino además su alimentación, su existencia”.

Mamani señala que ha estado viendo en Internet otros edificios con murales, pero ninguno en esta cantidad, en esta magnitud. “Son 14 murales con un concepto único”, dice. “Eso hace que sea un referente para la ciudad, para Bolivia y para el mundo entero. Porque con estas características no hay mural similar en ninguna otra parte del mundo”, concluye.

Algunos datos…

· En 2016, Mamani Mamani ha expuesto sus obras en Suiza, Colombia, Argentina y Corea del Sur.

· A partir de 1983 ha realizado más de 60 exposiciones, de ellas más de la mitad fueron individuales.

· Su obra ha merecido numerosos premios y distinciones nacionales e internacionales. En 1990 ganó el Primer Premio en fotografía, en el Día Mundial de la Población de las Naciones Unidas; en 1991 fue invitado especial del Gobierno de Estados Unidos para visitar y exponer su obra en ocho estados y dar conferencias sobre la cosmovisión andina; en 1998 fue finalista en la Bienal de Arte Sacro de Buenos Aires, Argentina; en 2002 recibió la medalla al mérito cultural de Prefectura del departamento de La Paz, Bolivia.

· Algunas de sus series más conocidas son: Pueblos con soles (1994); Caballos, toros y algunos caballeros más (1995); Mamás, cholas y wawas (1996); De cruz cuadrada a Christus (1997); Dibujos eróticos: De la China supay el pecado de lujuria (1997); Mallkus cóndores, Q’arwas llamas (1999); Aves sagradas; Reencuentro con los achachilas (2002) y Sapos, k’alanchas y whakabolas.







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Mamani Mamani: el retratista de la Pachamama – A2




Roberto Mamani Mamani, pintor boliviano con 30 años de trayectoria artística, es un hombre inspirado por la “fuerza” de Los Andes. Desde niño pintaba con el carbón que dejaba la leña del fogón de su casa. A los 15 años ya sabía lo que quería hacer, además ya había ganado dos importantes premios de pintura. Nunca estudió arte formalmente, es un autodidacta. Sin embargo, es el pintor más conocido a nivel internacional de Bolivia.

Él es un representante del mundo andino. Su inspiración es la Pachamama (Madre Tierra), ya que para él y la cultura andina lo femenino es fundamental, sagrado y vital. Sus cuadros son brillantes y de colores fuertes.

Mamani ha expuesto en diferentes países del mundo. Tiene una galería en La Paz y hoy trabaja en su proyecto más ambicioso: conseguir un récord mundial con una serie de 14 murales distribuidos en 7 edificios. Son más de 10 mil mt2 de pintura, ubicados en la ciudad de El Alto, Bolivia.

Una de sus obras más importantes es el mural “Pachamama, lo Mágico y Sagrado Andino Amazónico”, ubicado en el Centro Cultural Simón Bolívar, de Bogotá. Tiene una dimensión de 20 x 15 mt y retrata la tierra, la naturaleza, la vida, el alimento y la sabiduría.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

Mamani Mamani: el retratista de la Pachamama

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Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A1 ‘ Cambio ortográfico Presente del Indicativo E>I

B2 ‘Recordar Vs. Acordarse .

Vocabulario

Mamani Mamani, artista boliviano

Vocabulario Resumen .

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