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Cuando era pequeña, nuestra periodista acudía todos los veranos donde su abuela. Cerca de la casa crecían unos altos cañaverales verdes a la orilla de un zanjón, de la cual extraía una vaina verde y la hacía sonar con sus labios, intentando sacar una melodía. Hoy, esa misma caña ha dado la vuelta al mundo convertida en un excelente accesorio musical -en forma de diminutas lengüetas- para clarinete, saxofón, oboe, corno inglés, fagot y contrafagot. Un oboísta visionario de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo de Mendoza, se interesó por ella hace más de cuarenta años. Actualmente, su hijo y un sobrino han convertido la marca de este producto en la tercera más elegida por músicos europeos y norteamericanos. Su especial sonido y su color amarillo la hacen única en su tipo.

Texto y fotos: Sonia Videla
País: Argentina

uan José González (82) descubrió las propiedades de la “Arundo Donax”, o caña zanjonera como se la conoce vulgarmente, cuando llegó desde Buenos Aires a Mendoza en 1963 con sus jóvenes 34 años. Venía a integrar como oboísta, la Orquesta Sinfónica de la universidad. Luego se convertiría también en un profesor de cátedra de oboe de una de las mejores escuelas de música de América del Sur.

Con sencillez y amabilidad nos cuenta su historia: “Como también pasaba con el vino que se elaboraba en aquel tiempo en Argentina, existía en el ambiente musical el mito de que la lengüeta o caña para los instrumentos de música de madera, eran de calidad si venían de Francia. Ningún músico tocaría con una caña que no fuera francesa”.

Juan José quería la caña (lengüeta) perfecta para su instrumento. “El músico la usa entre una semana y quince días y luego la cambia”. De esta manera, comenzó entonces a investigar la “Arundo Donax”, esa planta silvestre que crecía en el piedemonte mendocino y que se extendía casi “salvajemente” por raíces subterráneas en zonas de mucho sol.

Tras muchos años de investigación, un amigo, Cosimo Pomarico, famoso clarinetista italiano que había ganado un concurso en la recién creada Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina, reconoce la excelente calidad de la materia prima que le mostraba Juan José. Por eso, decide regalarle generosamente un equipo de máquinas antiguas que tenía en su poder, con las cuales se podría fabricar cañas de clarinete y saxofón. “Y me dijo: si algún día fabricas una buena lengüeta, yo la voy a vender en Italia”.

¿Mucha suerte?

A principios del ’83, hubo una helada en España que dejó sin material a los músicos europeos. La planta de caña francesa en realidad se cultivaba en España y esta crisis en el país ibérico se convirtió en una oportunidad para Juan José. Junto a su hijo Pablo, y gracias a los contactos del músico italiano, fundaron una empresa que inició el negocio vendiendo materia prima a los fabricantes franceses.

Hoy, la marca González es líder entre los fabricantes de lengüeta con distribuidores en Latinoamérica, Europa, Asia y América del Norte, en más de 30 países de todo el mundo, incluyendo Islandia y Sudáfrica. Esta caña silvestre trabajada artesanalmente es la tercera en el mercado global, después de la francesa Vandoren y la americana Rico. La apertura del mercado internacional se produjo a través de las ferias del mercado de la música que se realizan en California, Frankfurt, Japón, Italia, China.

“En las ferias internacionales donde vamos, la gente se sienta a probar las lengüetas en sus instrumentos. El músico es un cliente muy particular. Algunos son divos, otros excéntricos, otros bohemios, muy apasionados con lo que hacen; buscan el mejor sonido, los mejores accesorios”, señala González. “Muchos no cambian sus instrumentos, pero si las cañas y las boquillas”.

Algunos de los artistas de prestigio en el mundo musical que compran estas lengüetas se pueden ver en un collage en su página www.gonzalezreeds.com El genio del clarinete mundial, Milan Rericha, estuvo en Mendoza en junio de este año en la fábrica de los González. Fanático de estos productos, tocó en dicho lugar para todos los empleados.

Conociendo un poco más

Antes de continuar con esta historia, debo confesar que soy neófita en materia de instrumentos musicales. No alcanzaba a entender qué parte de la planta de la caña se utilizaba y dónde. Juan José me guió entonces por su empresa enseñándome el proceso de elaboración. Todo esto concluye con el diseño de una pequeña caña del tamaño de un dedo de la mano – fina y suave- que se coloca en la boquilla del instrumento de madera. El aparato vibra en una determinada frecuencia al soplo del músico y arranca del instrumento sonidos sordos, claros, oscuros o brillantes.

Los modelos de caña varían según el instrumento. Antes de tocar, el músico la humedece con sus labios para que la madera logre flexibilidad; hay quienes las prefieren más duras o más blandas, de allí la numeración del empaque.

Ante mi curiosidad, me aclara que los instrumentos de viento de metal, como el trombón o la trompeta que tienen una boquilla metálica, no necesitan caña. En tanto, los instrumentos de madera como el oboe, la gaita, el corno inglés o el fagot, no tienen sonido sin la caña.

La madera es un organismo vivo que tiene un ciclo y está en contacto con la saliva. Y suena maravillosa. La caña le da el alma al sonido, pero su tiempo de vida es breve. El músico una vez que la selecciona, deja la “perfecta” para el concierto y la otra para el ensayo.

La caña perfecta

La caña de los González se cultiva en cuatro fincas y pasa por un control de calidad humano. Son 17 personas que observan desde el instante que inicia su cosecha en invierno. Son cosechadas a mano con tijerones; reposan algunos meses hasta el momento en que se le quitan las hojas y son expuestas al sol durante treinta días hasta obtener un amarillo uniforme.

El ojo preciso de cada trabajador, selecciona la caña y deja o tira lo que no sirve a lo largo de todo el proceso en donde el hombre y las maquinas se funden y trabajan al unísono en busca de la calidad, de su diámetro, de su espesor, de su longitud y fundamentalmente de la zona más vibrante de la madera, hasta conseguir un plano perfecto. Cada trabajador es capacitado en su oficio en la misma fábrica.

De estas cañas trozadas, se derrocha más de un 60 % por estar arrugadas, por el color, por el espesor. Una máquina automática raspadora le da la forma y la calidad para vibrar. Finalmente llega a los distribuidores de todo el mundo en un empaquetado ecológico.

Desde hace cinco años, Los González no venden más su materia prima y la producción promedio de la fábrica es de ocho mil cañas diarias, pudiendo llegar a 10 mil.

No me olvido que Juan José toca el oboe, aunque ha dejado de hacerlo hace tiempo. Así es que no pude cumplir el sueño que tenía cuando lo fui a entrevistar: escuchar la música del “Concierto en Do Menor para Oboe y Cuerda, II Movimiento de A. Marcello”. Es la melodía final de la película italiana “Anónimo Venezianoprotagonizada por Florinda Bolkan y Tony Musante. Una música que llega a lo más profundo del alma y que ahora sé que una humilde caña zanjonera, junto a la inspiración de un músico, es capaz de provocar.

Los orígenes
La plantación de Arundo Donax que posee la empresa Argendonax S.A., propietaria de “Cañas González” es considerada una de las más grandes a nivel mundial. Desde su fundación en 1982, han aplicado un exhaustivo control de calidad en cada etapa del proceso de fabricación (cultivo, producción, distribución) hasta la evaluación de exigentes músicos profesionales. Y siempre respetando la tradición familiar y el cuidado del medio ambiente. En un comienzo, la empresa proveía solo materia prima, pero en 1995, como resultado de años de investigación y adquisición de equipamiento, lanzan al mercado las primeras cañas, hechas en Argentina bajo la marca Zonda. En 2000, nacen las lengüetas para clarinete González FOF (For our Friends). Con su presentación en el “Clarinet Fest de New Orleans” se da comienzo a una marca que ininterrumpidamente se ha afianzado en el mercado como sinónimo de prestigio y calidad.





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Versión Principiantes – A2


La caña perfecta para la música.


Juan José González es el creador de las lengüetas “Zonda y González FOF”, una de las marcas más importantes en el mundo de la música. Estas lengüetas son creadas de caña silvestre que crece en la ciudad de Mendoza, Argentina.

uan José llegó a Mendoza para tocar en la Orquesta Sinfónica de la Universidad y al ver la caña pensó que podía utilizarla para crear las lengüetas para su oboe. Con esa idea un amigo músico (de origen italiano) de la Primera Orquesta Argentina, le regaló máquinas que podían fabricar lengüetas.

Es así como hace 31 años Juan José empezó a vender materia prima a las fábricas de lengüetas. A partir de 1995 comenzó a vender lengüetas fabricadas en Argentina. Un gran esfuerzo de perseverancia y éxito.

Comprensión

A continuación verás las preguntas de comprensión del texto. Lee y escucha el texto para responder a las preguntas. (Te recomendamos leer primero y escuchar después)

La caña perfecta para la música

Quiz

 

Gramática y Usos

A continuación encontrarás dos documentos PDF con la explicación del Uso y Gramática.

A1 ‘ Formación de plurales .

B2 ‘ Presente histórico . .

Vocabulario

La caña y la música

Comercio exterior .

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