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“Mujeres del mundo, ya saben dónde encontrar algo tan bello, hecho además por talladores de gemas bolivianos, mano de obra latinoamericana para Latinoamérica y el mundo”. Estas palabras se refieren a la “bolivianita”, una piedra semipreciosa única en el mundo que proviene –por supuesto- de Bolivia. Y quien las pronunció fue nada menos que la presidenta de Argentina Cristina Fernández, conocida por estar siempre “a la moda”. Quizás tan particulares como esta piedra, son el lapislázuli (Chile) y la rodocrosita (Argentina). ¿Quieren saber más de estos hermosos y exóticos minerales? ¡Acompáñennos!

Texto: Joaquin Bode

as ventas de piedras semipreciosas de Bolivia al exterior se han casi duplicado en el último tiempo. Según el Instituto de Comercio Exterior de dicho país, en 2012 sumaron US$ 49,2 millones, en tanto que a septiembre de 2013 llegaron a US$ 95,2 millones. Una de estas piedras es la bolivianita. Casi desconocido en su país de origen, este mineral ha conquistado paulatinamente los mercados de EE.UU., Francia, Italia y algunos países de Asia.

Se trata de una piedra que resulta de la fusión de la amatista con el citrino. Los colores de la bolivianita abarcan una gama que va del amarillo al violeta. La gema se extrae solo de yacimientos mineros ubicados en Santa Cruz, en el oriente, y Tarija, en los valles del sur. Por tal motivo es considerada hoy una “gema emblemática” de la “identidad boliviana en el mundo”, según una ley promulgada en 2009.

“Sus colores atraen y distraen la vista de cualquier persona”, señala Miguel Toranza, abogado y propietario -junto a su mujer- de la joyería Florensa Joyas y Accesorios, ubicada en Santa Cruz de la Sierra. “Basta con observar la piedra pulida para darte cuenta de sus colores casi hipnóticos que no dejan de sorprender a las personas”.

Miguel comenzó en este negocio por casualidad hace cinco años. “Un amigo me trajo unas piedras en bruto. Las hice pulir y solicité me hiciesen unas cuantas unidades en corazones. El resultado fueron cinco corazones con dos colores bien definidos: lila intenso y amarillo; colores naturales de belleza sin par”.

A su juicio, el valor agregado de la bolivianita pasa por esa “mezcla rara de dos colores”, que impresiona a todas aquellas personas que no la conocen y más aún a los eruditos en gemología. “He notado que a la gente oriental (coreanos, japoneses y chinos) le atrae demasiado los colores de esta piedra y son ellos los mayores compradores”.

Actualmente, el uso principal de la bolivianita es el de joyería. “Fabricamos anillos, colgantes, aretes y manillas, entre otros, tanto para hombres mujeres”, ejemplifica Miguel. “También tenemos a la venta otras piedras oriundas de Bolivia como la ayoreita y el topacio”, agrega.

Lapislázuli: piedra sagrada

Utilizado por la realeza del Antiguo Egipto y Babilonia, el lapislázuli era considerada como una piedra sagrada en el Imperio Persa. En América era conocida por los pueblos precolombinos del área andina. Estos lo usaban para hacer sus joyas, atraídos por la lazurita, componente que le otorga a la piedra un intenso color azul.

En la actualidad, Chile es el único país del mundo que posee una mina de extracción junto a Afganistán. “Sin embargo, en Afganistán no se produce ni se vende la piedra hace mucho tiempo debido a los múltiples conflictos bélicos que existen en dicha nación”, asegura Luciana Celis, propietaria de Lapislázuli House, una fábrica y tienda ubicada en Santiago que vende diversas joyas y ornamentos asociados a este producto.

Luciana, motivada por las actividades de su suegro, comenzó a mediados de los 60 a divulgar la importancia del lapislázuli mediante contactos con misiones diplomáticas y extranjeros residentes en Chile. En 1971, estableció el primer local de lapislázuli en el Barrio Bellavista, el sector bohemio-artístico más conocido del país. “Hoy existen más de 150 tiendas”, calcula.

Según su larga experiencia en esta materia, que incluso la llevó a escribir un libro con su hermano (sin publicar), Luciana estima que entre un 60% y 70% del lapislázuli que se comercializa en Chile va a parar a manos de extranjeros. El comprador más importante es el brasileño. “Los chilenos mayoritariamente compran para llevarlo de regalo fuera del país”, aclara. “A cualquier persona del mundo le llama la atención una roca de color azul”, explica.

De acuerdo con cifras del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile, desde 2010 a la fecha no existe producción de lapislázuli en el país. En la última década, 2006 marcó el punto más alto de extracción, con 400 toneladas, seguido por 2009, último año de actividad, con 215 toneladas. ¿Las razones de por qué no se explota el mineral? Hay varias teorías: desinterés del propietario, robo del mineral, pugnas comerciales, entre otros. “Aún hay material suficiente. ¡Todavía queda para unos 300 años más!”, asegura esperanzada Luciana.

Promover la rodocrosita

En Minas Capillitas, Andalgalá, se extrae la rodocrosita o “Rosa del Inca”, piedra semipreciosa originaria de Catamarca. Este mineral de un intenso color rosa oscuro, es único en el mundo por su pureza y la magnitud de las vetas. Se la ha denominado “Piedra Nacional Argentina”.

Tal apreciación es compartida por Valeria Abel, propietaria de Melina Joyería, quien comenzó apoyando a su marido en el negocio de la rodocrosita hace diez años. Es oriunda de Andalgalá y conoce este material, (compuesto por carbonato de Manganeso), desde que puede recordar. “Argentina es la única parte del mundo donde existen formaciones de estalactitas de rodocrosita. La calidad de la piedra es especial; en otros países tiene otras características químicas”, aclara.

De acuerdo a esta joyera, que hace dos años se trasladó a vivir a Buenos Aires, al momento de comprar un producto de este tipo hay que fijarse bien, primero que nada, en que la piedra tenga un “buen brillo”; agrega, además, que no debe ser porosa ni tener roturas, lo cual disminuye su calidad. “Actualmente vendemos en ferias y exposiciones; además, tengo una oficina de venta. Pero a partir de junio pretendemos abrir un local en Calle Florida”, explica.

Valeria, quien es docente de profesión, indica que su interés central se basa en que el argentino conozca la historia, mitos y costumbres asociados a la rodocrosita, motivo por el cual viaja por el país dándola a conocer. “Hace tiempo que se exporta y solo desde hace unos cinco años comenzó a ser trabajada por los artesanos. Las ventas mayoritarias de este producto están orientadas a clientes extranjeros, especialmente chinos y europeos, quienes se impresionan mucho por las vetas y los hermosos diseños naturales que poseen”.

De acuerdo a algunos expertos, la rodocrosita tiene propiedades curativas y espirituales. La gema genera vitalidad, armonía interior y previene el insomnio. Otros dicen que induce al altruismo y la tranquilidad del espíritu. “Estos son mitos y creencias de nuestros pueblos nativos. Me parece que la piedra tiene ciertas características energéticas, pero igual que otros minerales. De ahí a que tenga poderes curativos es una cuestión de creencias o personalidad de cada uno”, concluye Valeria.

¿Y cuánto cuestan?

A la fecha el quilate de bolivianita se consigue dentro del mercado nacional a un precio que varía entre los US$ 2,50 y US$ 10, dependiendo de su calidad. Es decir, el gramo (5 quilates hacen un gramo) tiene un valor de entre US$ 12,50 y US$ 50; el kilo costaría entonces entre US$ 12.500 y US$ 50.000. “He sabido de algunos casos en los que un kilo de bolivianita se ha vendido en una suma mayor al kilo de oro”, asegura Miguel Toranzo.

En Chile, la firma Flores de Los Andes es la única compañía que cuenta con un depósito de lapislázuli en las cercanías de Ovalle (III Región), a 3.600 metros de altura y a unos 200 metros de la frontera con Argentina. Vende el mineral a artesanos y tiendas comerciales. Según orfebres, su valor varía entre los $ 8 mil pesos chilenos (US$ 14,5) y $ 15 mil pesos (US$ 27) por kilo.

En el caso de la rodocrosita, según señala Valeria Abel, su precio más alto puede llegar a ser de unos $ 850 pesos argentinos (US$ 125) el kilo, existiendo diferentes tipos de calidades.







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Versión Principiantes – A2


Las piedras semipreciosas más típicas de América Latina .


La presidenta de Argentina Cristina Fernández, una experta conocedora de la moda, destacado hace tiempo atrás la gema semipreciosa llamada “bolivianita”. Este mineral, conocido como la “piedra emblemática de Bolivia”, se extrae solo en dos lugares. Sus colores son el resultado de la fusión entre la amatista y el citrino. Los asiáticos y europeos compran aretes, collares y manillas para llevar de regalo a sus países. Un kilo en bruto de bolivianita puede llegar a costar hasta USD 50.000.

La presidenta Fernández no mencionó que su país también tiene un mineral que es único de sus tierras: la rodocrista. Apodado como la “Rosa del Inca”, se da únicamente como estalactita en la Provincia de Catamarca. Hoy en día ha cobrado mucha popularidad entre los extranjeros y su calidad varía de acuerdo a su brillo, porosidad y cantidad de fisuras.

Bolivia y Argentina no son los únicos países que tienen una piedra típica y emblemática. Chile es el único país del mundo que posee hoy en día minas de extracción de lapislázuli (Afganistán también cuenta con este mineral pero no se explota comercialmente). El país austral es conocido por tener joyas, adornos y hasta juegos de ajedrez en esta preciosa piedra azul. Los extranjeros caen rendidos ante su color brillante y los chilenos lo regalan cuando salen al exterior.

Comprensión

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Las piedras más típicas de América Latina

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